Paulo Abrão, exsecretario ejecutivo de la CIDH, visitará el país la próxima semana

Como Estado Plurinacional de Bolivia y en particular, como Ministerio de Justicia y Transparencia Institucional, nos sentimos honrados por su visita y los aportes que recibiremos en el marco de la transparencia, el acceso a la información y el respeto a los DDHH. Contaremos con su presencia en el país este lunes, martes y miércoles", informó el Ministro de Justicia, Iván Lima

El ministro de Justicia, Iván Lima, informó este jueves que el exsecretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Paulo Abrão, visitará el país la próxima semana.

A través de sus redes sociales, Lima afirmó que el Estado, y en particular el Ministerio que lidera, se sentirán "honrados" de recibir su visita y escuchar sus aportes respecto a los derechos humanos.

"Como Estado Plurinacional de Bolivia y en particular, como Ministerio de Justicia y Transparencia Institucional, nos sentimos honrados por su visita y los aportes que recibiremos en el marco de la transparencia, el acceso a la información y el respeto a los DDHH. Contaremos con su presencia en el país este lunes, martes y miércoles", señaló Lima.

El Ministro, asimismo, destacó que la llegada de Abrão se dará dos años después de que llegara para escuchar y conocer los relatos respecto a las masacres de Sacaba y Senkata.

"A más de dos años de haber visitado el país en medio del dolor generado por las masacres de Sacaba y Senkata, retorna a Bolivia el exsecretario Ejecutivo de la CIDH y experto en derechos humanos, Paulo Abrao", resaltó.

Paulo Abrão ha expresado púbicamente su posición respecto a que en Bolivia hubo una ruptura democrática el 2019 y su apoyo a que Jeanine Añez sea juzgada por esos hechos, además de las masacres mencionadas.

"Jeanine Añez no es una presa política, es una política presa", atinó a decir.

Además, en entrevista con El Diario de España, Abrão analizó lo sucedido en Bolivia y afirmó que lo que pasó en el país "fue una masiva y generalizada violación a los derechos humanos, que generó una narrativa de protección que llegó al punto de negar la propia existencia de las masacres y a cuestionar la idoneidad de la CIDH. Existieron versiones que minimizaban la gravedad de lo ocurrido en Sacaba y Senkata, descalificando la naturaleza de las denuncias y afectaba la dignidad de las víctimas".