Su pasión por el hipismo nació de muy pequeño, forma parte de una familia dedicada a esa disciplina deportiva. Fue un destacado presidente de la federación boliviana. Como jinete, sigue en actividad competitiva y quiere volver a representar al país en eventos internacionales.
El hipismo nacional tiene en Ignacio Bedoya a un apasionado por esa disciplina, quien como jinete llegó a representar al país en competencias internacionales y como dirigente desarrolló un arduo trabajo como presidente de la Federación Boliviana de Deportes Ecuestres. A sus 59 años mantiene intacto su cariño por la equitación y sigue planteándose objetivos.
—¿Cuándo comenzó a practicar la equitación?
—Provengo de una familia dedicada al hipismo, comencé a practicar desde mis 2 o 3 años, hasta se puede decir que empecé a montar antes que a caminar bien. De niño yo acompañaba a mi padre, Fernando Bedoya Ballivián, y a mi tío Luis Granier Ballivián a pasear en caballo los fines de semana. Después me entrené y competí en el Club Hípico Los Sargentos (CHLS), de La Paz.
—¿Qué logros tuvo como jinete?
—Fui campeón nacional infantil, juvenil y de Segunda Categoría; lo que no se dio fue alcanzar el título en Primera Categoría. Aunque en julio del año pasado logré ganar un concurso FEI (Federación Ecuestre Internacional), en la principal categoría, que me dio una gran satisfacción. También formé parte del equipo Bolivia en los Juegos Deportivos Bolivarianos Lima 1997, montando a 'Royal Bloo'. Y hace unos años estuve tres meses en Wellington (Estados Unidos) entrenando y compitiendo al más alto nivel, eso me posibilitó tener grandes experiencias.
—En algunas temporadas estuvo alejado del hipismo.
—Cuando entré a la Universidad, en Estados Unidos, me alejé de los caballos; fueron cinco a seis años en los que extrañé montar. Otra época alejado de la equitación fue entre el 2010 y 2018, y fue un amigo, Jorge Galindo, el que me animó a volver a montar el año pasado.
—¿Qué es el hipismo para usted?
—Es mi forma de vida, que lo comparto con mi familia; también es un desahogo, mi cable a tierra; sin el hipismo, siento que me falta algo.
—¿Pasó algún momento difícil o sufrió lesiones?
—En 1997 sufrí una lesión, el caballo que montaba se cayó sobre mi cadera, pensé que no iba a volver a caminar, pero solamente fue un susto. Estuve seis meses sin montar y me sometí a sesiones de fisioterapia para recuperarme.
—¿Qué anécdotas pasó?
—Con mi familia entre 2004 y 2016 fuimos varias veces a competencias en Argentina, para algunas de ellas nos trasladamos por tierra, eran cuatro hasta cinco días de viaje con un recorrido de unos 2.000 kilómetros de recorrido. En otro de los viajes por carretera, uno de los camiones sufrió la rotura de una de sus partes y quedamos varados y en un lugar desolado. Fueron momentos de preocupación por los caballos, más bien que después recibimos ayuda y salimos de esa complicada situación. Otra época difícil fue la de este año por la pandemia del nuevo coronavirus, debido al aislamiento los caballos tenían poco movimiento, nosotros no podíamos ir a las caballerizas a atender a los animales y tuvimos dificultades para conseguir alimento (forraje) para ellos.
—En su época de dirigente ¿qué actividades realizó?
—Llegué a ser presidente de la Federación Boliviana de Deportes Ecuestres por varias gestiones y totalicé 15 años al frente de la entidad. Logramos que en una oportunidad 14 caballos viajaran a México en un avión para un torneo en Monterrey. En esos años trabajé con grandes personas y conseguimos que nuestros jinetes y amazonas puedan acudir a concursos internacionales en el exterior, especialmente en Brasil, Argentina y Chile, que son los países con mejores condiciones en Sudamérica.
—¿Qué diferencia hay entre el hipismo boliviano y el de otros países?
—Básicamente a los jinetes y amazonas bolivianos les falta roce internacional, porque ellos talento y también se cuenta con buenos caballos y yeguas. Lo que nos hace falta es competir más. En Sudamérica: Brasil, Argentina, Chile y Colombia marcan la pauta de lo que se debe hacer. El hipismo boliviano es amateur, mientras que en otros países es profesional, esa es una gran diferencia; aunque ahora hay chicos con condiciones que podrían dedicarse a la equitación de manera profesional.
—¿Qué objetivos tiene ahora en los deportes ecuestres?
—Considero que estoy en buenas condiciones para seguir montando y compitiendo, por lo que mi sueño es formar parte nuevamente de una selección boliviana en competencias internacionales como Juegos Bolivarianos y Juegos Suramericanos. Trabajo con un preparador físico y tengo también un entrenador.
—Coméntenos sobre el Centro de Entrenamiento Amandari.
—Se trata de un centro de entrenamiento familiar y al cual también acuden amigos cercanos. No somos un club ni tenemos una escuela de equitación, solamente es un lugar donde la familia Bedoya practica. Quiero transmitir mis experiencias como jinete y dirigente a mis hijos y nietos y otros familiares para que ellos sean mejores que mi persona y obtengan mayores logros.
Perfil
Nacimiento: Ignacio Bedoya nació en La Paz el 1 de diciembre de 1961.
Trayectoria: Es jinete y fue presidente de la FBDE durante 15 años.
Amandari
Ignacio Bedoya radica en Santa Cruz. Hace 25 años en La Guardia construyó el Centro de Entrenamiento Amandari, de 9 hectáreas y que tiene pistas de pasto, de arena y una cerrada.
Ignacio Bedoya: 'Sin el hipismo, siento que algo me falta'I
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