Los importantes avances electorales de las fuerzas de izquierda en Chile, Colombia y Perú, y las tendencias favorables en Brasil en octubre próximo, perfilan un renovado cuadro político en América Latina y el Caribe, en el que tiene una alta importancia el asunto crucial sobre los principios, formas y alcances que impulsarían hacia un nuevo momento los procesos de integración regional que permitan una presencia fortalecida de nuestra Patria Grande en el contexto geopolítico internacional.
Los desafíos de los presidentes Boric, Petro y Castillo, este último muy debilitado por la oligarquía peruana, se presentan con acercamientos a Fernández de Argentina y López Obrador de México y constituir un bloque fuerte y sólido. Lula se convertirá en un factor clave en la medida en que es una personalidad mundial desde Brasil y un enlace importante con la experiencia de la revolución de la unidad integradora de la Región en los primeros 15 años del siglo XXI.
Las recientes declaraciones de Fernández, de desarrollar una tarea conjunta con Lula y López Obrador, podría generar un eje vertebral y con posibilidades de construir un consenso amplio. Sin embargo, el flamante y joven presidente chileno declaró a las agencias internacionales de información que ninguna de las experiencias anteriores, poniendo en el mismo nivel a la revolucionaria Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y al conservador y neoliberal Grupo de Lima, le satisfacen e indirectamente asume una posición que da la espalda a Cuba, Nicaragua y Venezuela.
No tiene en consideración que el Grupo de Lima –Piñera, Macri, Bolsonaro, Moreno y Duque– impulsó y respaldó el golpe de Estado en Bolivia y coordinó con el gobierno de Estados Unidos en su política de injerencia y agresión a Latinoamérica y, de manera especial, a los gobiernos de Díaz-Canel, Ortega y Maduro.
Unasur y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) fueron, por el contrario, la expresión más firme de un proyecto histórico integrador que tiene raíces profundas en la guerra de la Independencia con Bolívar, San Martín, O' Higgins, Morazán, Morelos o Artigas, y han demostrado su viabilidad y fortaleza al convertirse en firmes interlocutores de potencias mundiales como China, India, Rusia, la Unión Europea (UE) e, incluso, Estados Unidos.
El poderoso salto dado por los gobiernos de América y el Caribe en la Cumbre de Mar del Plata de 2005 al rechazar la estrategia del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), postulada por Estados Unidos, permitió avanzar en un proceso de integración autónoma y liberadora. Fueron líderes como Hugo Chávez, Lula da Silva, Fidel Castro, Néstor Kirchner, José Mujica, Daniel Ortega, Evo Morales, Rafael Correa, Manuel Zelaya o Fernando Lugo la expresión de un proyecto histórico y estratégico para nuestros pueblos
De esta manera, se presenta una profunda interrogante de si los nuevos liderazgos tendrán la fuerza, el compromiso y la claridad de lo que representa el proyecto de la construcción de la patria latinoamericana y caribeña o estarán marcados por el pragmatismo de la convivencia con el imperialismo y sus variados aparatos de dominación.
* Sociólogo y docente de la UMSA.
Tendencias en una segunda ola de unidad latinoamericana
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