Jeanine Áñez no va a publicar en portada de sus redes sociales la fotografía que difundió Óscar Ortiz cuando un militar le colocaba la banda presidencial en una pieza del Palacio Quemado aquella noche del 12 de noviembre de 2019. Publica una en la que se ve acompañada de Eva Copa, entonces presidenta de la Cámara de Senadores, del día en que los órganos Ejecutivo y Legislativo decidieron prorrogar su mandato.
Se trata del único resquicio legal que alega a la hora de defender su cuestionado mandato, devenido de una proclamación en sendos actos en la Asamblea Legislativa sin quorum ni resolución ni asistencia de los entonces dos tercios del Movimiento Al Socialismo (MAS).
Áñez "cumple un año de detención preventiva en soledad", decía un titular el domingo, como insinuando que otros la acompañen en su presidio. Encarcelada y acusada, en un primer proceso, por terrorismo, sedición y terrorismo, y en un segundo caso por resoluciones contrarias a la Constitución y las leyes e incumplimiento de deberes, es la única persona —salvo algunos otros jefes militares y policiales de entonces, y dos de sus colaboradores— procesada por la ruptura constitucional de 2019 de la que participaron muchos otros.
Ya el otro día su hija, Carolina Ribera, había apuntado a Arturo Murillo como el traidor de su madre. Si bien no aludió nombres, en un mensaje por el año de su detención, Áñez pidió un llamativo perdón el domingo: "Pido perdón al pueblo boliviano por haber confiado en tantos cercanos quienes me traicionaron y abusaron de mi confianza, de mi buena fe, mintiendo y manipulando la verdad, como ocultándola, y algunos negociando con nuestros verdugos para volver al poder".
¿A quiénes habrá apuntado? De quienes la arroparon desde el día que la llamaron para invitarla a una conversación vía teléfono en la Universidad Católica a su proclamación en la Asamblea Legislativa y su baño de popularidad en el balcón del Palacio de Gobierno, nadie pasa por su designio.
¿Son ellos a los que se refiere como sus traidores? ¿Quién negoció con sus verdugos "para volver al poder"?
El día que volvió a La Paz, el 11 de noviembre de 2019, lo hizo junto a Ortiz desde Santa Cruz; se reunió con Luis Fernando Camacho, ahora gobernador de Santa Cruz; fue acompañada en la cápsula presidencial por el ahora asambleísta Israel Alanoca y fue recibida en las puertas de la Asamblea Legislativa por Murillo, Jorge Quiroga, María Elva Pinckert y Yerko Núñez, entre otros "cercanos".
¿Seré yo, maestro? Solo Áñez sabe quiénes son sus traidores. Mientras, ella sola resiste las consecuencias de sus decisiones, tomadas al influjo de quienes creyeron que estaban haciendo bien las cosas y que la catapultaban como la salvadora de la democracia, a pesar de solo un "comunicado" del Tribunal Constitucional, la violación de los reglamentos legislativos y el mandato de la Constitución.
Afuera, el expresidente Carlos Mesa la considera "la segunda presidenta constitucional en la historia de Bolivia", que llegó al poder bajo una "sucesión impecable", y reclama por su liberación, como también lo hace Quiroga. Ambos fueron piezas clave de los acuerdos que auparon a Áñez en las reuniones extralegislativas la Universidad Católica.
Áñez acaba de pedir perdón por "errores" cometidos durante su mandato, "que no debió ser de un año, sino de tres meses".
Entonces le habían recordado que solo era transitoria con el mandato de llamar a elecciones. No lo hizo; le hicieron creer que era capaz de continuar el proceso, a pesar de su abrupta llegada al poder, y de romper la hegemonía del MAS con su candidatura fallida.
Esta sola, quizás mejor acompañada por medios de información hegemónicos que sus cercanos colaboradores, no solo aquellos que apoyaron su proclamación y su candidatura, sino los que firmaron el decreto con el que su régimen consumó las masacres de Sacaba y Senkata, las peores de sus culpas cuyos procesos serán más determinantes respecto de la libertad que reclama ahora.
El día que delate a sus traidores, quizás su suerte cambie. Tiene mucho que contar.
Rubén Atahuichi es periodista.
Los traidores de Jeanine Áñez
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