En mi primer artículo de opinión de 2022 afirmé que "lo peor del caudillo está por venir" porque a más de un año de haber puesto un Presidente, éste y sus colaboradores no han podido materializar como posverdad eso de que en 2019 hubo un golpe de Estado, que la principal víctima fue Evo Morales y que, por tanto, merece ser candidato nuevamente y Presidente hasta la eternidad.
El caudillo no tardó mucho en mostrar que en política, sobre todo la que él practica desde que era dirigente cocalero, todo vale con tal de cumplir su objetivo de retornar al poder absoluto. Este domingo, terminó de hacer una jugada en el tablero azul y negro que puso en jaque a Luis Arce.
La jugada iniciada a fines del año pasado con la denominada marcha por la patria terminó con la exigencia del masismo en pleno de que la justicia condene a quienes están acusados de golpistas. La idea era meter presión sobre fiscales, jueces y magistrados para que operen rápido y en función del objetivo político del caudillo.
Hay que garantizar, en el menor tiempo posible, sentencias en la justicia ordinaria contra la expresidenta Jeanine Áñez, exautoridades del gobierno transitorio y excomandantes de las Fuerzas Armadas y de la Policía por su colaboración en la inexistente asonada "golpista", incluso pese a la vigilancia de la comunidad internacional.
Pero, se sabe que todas las acciones judiciales en Bolivia están determinadas por el Ejecutivo y que los operadores políticos en el cuestionado sistema judicial son esencialmente los integrantes del gabinete político. Por tanto, uno de los mayores ajustes debería darse precisamente en el equipo de ministros de Luis Arce
Por eso, el segundo movimiento en la jugada de ajedrez político interno fue el pronunciamiento de Morales, de sus parlamentarios y de dirigentes de organizaciones sociales asimiladas por el masismo sobre la necesidad de que el Presidente realice un necesario y urgente cambio de ministros. Listas de quienes debían dejar el gabinete acompañaron las declaraciones públicas.
La respuesta fue el silencio de Arce y las gambetas discursivas de voceros gubernamentales, por lo que Morales endureció su discurso y en un encuentro de evaluación realizado en el trópico cochabambino, al que no asistió Arce y su equipo de conducción, el caudillo exigió públicamente el cambio de ministros porque no son políticos y no defienden al Presidente.
La jugada de Morales continuó en reuniones que se dieron repetidamente en la Casa Grande del Pueblo en las últimas semanas, en las que Morales y los dirigentes del Pacto de Unidad, de la COB y de la dirigencia masista pidieron remociones para que ingrese gente que garantice el objetivo político de un caudillo desesperado.
Pero, el Presidente no cedió a la presión de Morales y sus dirigentes porque sería dar paso a una suerte de intervención partidaria de la administración gubernamental, por lo que el jefe del MAS concluyó la jugada este domingo, en su programa de radio Kausachun Coca, con un par de frases que pusieron en jaque al "hermano Lucho".
"Salvo mi responsabilidad, explicando, compartiendo algunas experiencias, pero finalmente Lucho toma sus decisiones. Es el Presidente", dijo y luego añadió "Como expresidente, como presidente del MAS, si (Arce) requiere nuestra participación, haremos nuestras sugerencias (…). Lucho sabrá si hay nuevo gabinete. Esa es una responsabilidad de Luis Arce".
Es una jugada astuta, porque si bien parece que Morales desiste de su exigencia, en términos políticos es la manera de arrinconar al Presidente porque si termina nombrando nuevos ministros, sobre todo a los sugeridos por el jefe del MAS, habrá entregado su administración a quien está desesperado por volver a gobernar.
Pero, sí mantiene a su equipo ministerial, se quedará con varios ministros que han demostrado que dirigen áreas sensibles del Órgano Ejecutivo con improvisaciones, falta de planificación y acciones erráticas que pronto pondrán en tela de juicio al conjunto del gobierno de Arce, si es que no lo han hecho ya.
Morales parece haber levantado las manos, pero en el fondo ha decidido lavarse las manos. Arce ha sido puesto en jaque por el "hermano Evo". Puede responder con otra jugada que atienda la exigencia de Morales, pero sin perder el control de su propio gobierno, cambiando ministros en áreas no cruciales. Lo que ocurra en los próximos días mostrará si Arce podrá equilibrar la partida y sobre todo dejará ver hacia dónde se dirige su administración gubernamental.
Jaque al Presidente
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