El papa Francisco condena la violencia machista: "Basta, herir a una mujer es ultrajar a Dios"


El papa Francisco condenó en su primera misa del año en el Vaticano la violencia machista y reivindicó el papel de las mujeres en la Iglesia. "Cuánta violencia hay contra las mujeres. Basta, herir a una mujer es ultrajar a Dios, que tomó la humanidad de una mujer, no de un ángel, no, directamente de una mujer", dijo en su mensaje.
En la solemnidad de la Madre de Dios, el Papa recordó que María es la mujer del "custodiar meditando", capaz de sostener ofreciendo el dolor en silencio y mostrando una fe "generadora", porque es capaz de vincular lo bueno y lo malo según la perspectiva de Dios.
La mañana del sábado 1 de enero de 2022, el Papa Francisco presidió en la Basílica de San Pedro, la primera Misa del año en la festividad de María Santísima, Madre de Dios y Día Mundial de la Paz.
Hizo hincapié en al amor maternal, generoso y fecundo de la Virgen María, observando su "sí" al plan de Dios para la salvación de la humanidad, profundizando sobre su dolor ante las injusticias sufridas por su Hijo, en su ejemplo de madre que infunde esperanza con una mirada sencilla, el "camino para nacer de nuevo y crecer".
En este sentido, el Pontífice recordó a todas "las madres, las mujeres que miran el mundo no para explotarlo, sino para que tenga vida: mirándolo con el corazón, consiguen mantener unidos los sueños y la concreción".
Mientras las madres dan la vida y las mujeres guardan el mundo -añadió el Papa- todos debemos trabajar para promover a las madres y proteger a las mujeres.
Por otra parte, el Obispo de Roma profundizó sobre la diferencia entre el modo de actuar de los pastores, tras el nacimiento de Jesús, que "contaron a todos lo que habían visto".
"Ella conserva y medita en el corazón. Son dos actitudes distintas que podemos encontrar también en nosotros. El relato y el asombro de los pastores recuerdan la condición de los inicios en la fe. Allí todo es fácil y sencillo, nos alegramos con la novedad de Dios que entra en la vida, que lleva a todos los ámbitos un clima de asombro. Mientras la actitud meditativa de María es la expresión de una fe madura, adulta; de una fe que no acaba de nacer, sino que se ha convertido en generadora".
Al respecto, Francisco indicó que hoy la Madre de Dios nos enseña a sacar provecho de este choque ya que "es necesario", porque "es el camino angosto para llegar a la meta, la cruz sin la cual no se resucita. Es como un parto doloroso, que da vida a una fe más madura".
Igualmente, el Pontífice puntualizó que esta mirada inclusiva, tan característica de María, "que supera las tensiones conservando y meditando en el corazón", es la mirada de las madres:
"Es la mirada con la que muchas madres abrazan las situaciones de los hijos. Es una mirada concreta, que no se desanima, que no se paraliza ante los problemas, sino que los coloca en un horizonte más amplio. Vienen a la mente los rostros de las madres que asisten al hijo enfermo o en dificultad. Cuánto amor hay en sus ojos, que, mientras lloran, saben comunicar motivos para seguir esperando", dijo en su homilía