Como bien sabe la excandidata demócrata Hillary Clinton, en Estados Unidos no necesariamente gana las elecciones quien obtenga el mayor número de votos de los ciudadanos.
En la primera economía mundial, los comicios a presidente son indirectos, lo que de facto significa que algunos territorios -o votantes- acaban pesando más que otros.
El candidato que llegará a la Casa Blanca, o se quedará en ella en el caso del presidente Donald Trump, debe conseguir al menos 270 de los 538 votos del Colegio Electoral.
Cada estado tiene un determinado número de votos en función de su población y el aspirante que consiga mayor número de sufragios populares en ese territorio se suele llevar todos esos votos electorales.
Cómo se elige el presidente de EE.UU. y por qué no siempre gana el candidato más votado
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Como algunos estados tienen un sólido historial de preferencia demócrata o republicana, la atención se centra en aquellos en los que no está tan claro quién puede ganar.
Florida y Pensilvania los estados que definirán las elecciones en Estados Unidos (y por qué todos los ojos están puestos en Florida y Pensilvania)
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