El gobierno boliviano se ha convertido en el principal impulsor de la recuperación de los procesos de integración soberana y emancipadora de América Latina y el Caribe así como del fortalecimiento de las políticas comunes entre los países de la Región bajo los postulados de la unidad de la Patria Grande que, en los primeros 15 años de este siglo, dieron saltos importantes para colocarnos en condiciones de adquirir un peso significativo en la política mundial y sufrieron un retroceso en el último lustro con varios gobiernos neoliberales y conservadores.
La administración del gobierno de Estados Unidos, con el objetivo de recuperar su hegemonía regional ante su debilitamiento geopolítico internacional, fortaleció la Organización de Estados Americanos (OEA) bajo su control y creó el Grupo de Lima para aplicar sus políticas intervencionistas y el bloqueo a Cuba y Venezuela e inclusive respaldar rupturas del orden democrático en varios países, entre ellos Bolivia.
En este contexto, y en términos muy firmes, a tiempo de respaldar plenamente el potenciamiento de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) como expresión soberana de los pueblos de la Región, el presidente constitucional del Estado Plurinacional de Bolivia, Luis Arce Catacora, denunció enfáticamente el papel intervencionista del secretario general de la OEA, Luis Almagro, al respaldar el golpe de Estado producido en Bolivia en noviembre de 2019 y desarrollar una campaña contra la democracia en el país.
Asimismo, en su participación en la VI Cumbre de Presidentes y Jefes de Estado de la Celac, realizada en Ciudad de México, destacó las tareas de su gobierno para enfrentar la crisis económica y sanitaria, después de un año de la gestión del gobierno de facto que se caracterizó por la corrupción, la persecución a los sectores populares y dirigentes políticos y sindicales, manifestando que ya se observan los primeros resultados de reactivación de los sectores productivos, la reducción del desempleo y la redistribución de la riqueza, por una parte, y la vacunación masiva y el mejoramiento de la infraestructura y el equipamiento médico, por otra.
En esa oportunidad, la Celac aprobó un documento en el que se aprueba un plan regional para encarar la pandemia, se rechaza el bloqueo estadounidense a Cuba y se pronunciaron declaraciones por la soberanía de Argentina en las Islas Malvinas, la independencia de Puerto Rico y la no intervención y la autodeterminación de los pueblos.
De igual manera, en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) el Presidente manifestó el compromiso de Bolivia de continuar con la profundización de la democracia, el respeto a los Derechos Humanos, la lucha contra la pandemia, el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la lucha contra el cambio climático.
Bolivia desde 2005 hasta 2019, durante el gobierno de Evo Morales Ayma, fue un activo actor internacional desde la perspectiva bolivariana y de la Patria Grande tanto en la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), como en la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Celac, en coordinación con los presidentes de Cuba, Fidel Castro; de Venezuela, Hugo Chávez; de Brasil, Lula da Silva; de Argentina, Néstor Kirchner, entre otros; y ahora, luego del golpe de Estado y del gobierno de facto, Luis Arce retoma ese protagonismo, imprescindible para avanzar en el proyecto bolivariano de integración de América Latina y el Caribe.
La importancia del fortalecimiento actual de la Celac reside en impulsar una política regional al margen de las imposiciones de Estados Unidos, con la inclusión de Cuba, avanzar en relaciones más intensas y soberanas con China, Rusia, la Unión Europea (UE) y otras potencias. Al respecto el presidente chino Xi Jinping envió un mensaje manifestando su apoyo a la Celac y valorando las potencialidades de las relaciones entre su país y América Latina y el Caribe.
Bolivia: presidente Arce contra el intervencionismo de la OEA
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