Impensable en democracia


Es imposible imaginar al gobierno de Luis Arce reprimiendo, en la frontera común, a centenares de bolivianos que retornan de Chile, con policías disparándoles gases lacrimógenos, para que no regresen. Pero ocurrió mientras era presidenta la señora Jeanine Áñez. Al extremo que las autoridades de Chile instalaron campamentos para auxiliar a los bolivianos que intentaban volver concluida la época de cosecha de frutas.

Tampoco es imaginable que el actual ministro de Defensa amenace a un ciudadano que reclame por los excesos militares en una provincia del Beni, con un "éste (señalando a un uniformado) te puede hacer desaparecer en 10 segundos", como hizo Luis Fernando López, ministro de Defensa de Jeanine Áñez.

Imaginemos al actual ministro de Gobierno anunciando a los cuatro vientos que está de cacería como hizo Arturo Murillo con el añadido de que se practicaban "rastrillajes" en las oficinas estatales para detectar masistas (y despedirlos).

¿Cómo reaccionaría la derecha y sus medios de comunicación si se revelara una carta del cónsul de Bolivia en Barcelona en la que informa al canciller que hay que apurar la decisión de compra de 170 respiradores españoles porque hay ofertas de los mismos equipos por mitad de precio, como sucedió con la señora Karen Longaric, quien se justificó señalando que viceministros y funcionarios de su gabinete le escondieron ese informe? (Y el negociado se concretó con doble sobreprecio porque esos respiradores no sirven y ocurrió en plena pandemia).

Cómo reaccionarían ambos, (la derecha y sus medios) que cada día buscan o inventan algún detalle para promover escándalos, si el gerente de Entel alquilara un avión privado para ir y venir de Santa Cruz el momento que se le antoje, y se aumentara el sueldo a sí mismo y a 13 amigos a los que pagó hospedaje en hotel de cinco estrellas y casi Bs 900.000 de beneficios sociales por menos de 90 días de trabajo.

¿Cómo reaccionarían si hubiese miles de detenidos porque el régimen los considera no amigos o por "parecer" afines a alguna tienda política y se los sometiera a torturas? Si se produjeran masacres y ejecuciones extrajudiciales como las de Senkata, Sacaba, El Pedregal y el ministro de Defensa justificase las muertes con un "son alcohólicos y drogadictos".

Alguien, en su sano juicio, ¿puede imaginar, en democracia, a la señora Jeanine Áñez encadenada a una cama mientras se recupera de sus dolencias, incomunicada y sin asistencia médica? (Casos Lorgia Fuentes y Patricia Hermosa).

¿O la suspensión de la señal de CNN u otra cadena internacional de noticias como hizo la señora Áñez con TeleSur y Rusia Today? Tan impensable como que los trabajadores de un medio de comunicación, aterrorizados por las amenazas de un grupo político rueguen que se despida a un compañero solo por publicar su opinión, como sucedió en La Razón con el caricaturista Al Azar.

Lo descrito, que ni siquiera resume lo ocurrido durante el gobierno de la señora Áñez, es imposible de imaginar en un gobierno democrático. Si la derecha y sus medios entonces no reclamaron, solo se explica porque estaban convencidos que se trataba de un periodo extraordinario donde la democracia era lo de menos. Además, era "su gobierno" (no un gobierno salido de las urnas). Se era cómplice consciente a cambio de anular a un enemigo político y económico. Y porque no había forma de hacerlo democráticamente (como después de la experiencia se reconfirmó). La única vía era el golpe de Estado (aunque fuera con un Legislativo en contra y funcionando a medias como fue otra de las opciones que tomaron).