Reactivación de la Planta de Urea y Amoniaco recupera la senda de la industrialización para Bolivia
La Planta de Urea y Amoniaco (PAU) es uno de los símbolos mayores de la industrialización en la historia de Bolivia. La implementación de este megaproyecto en 2017 impulsó avances para la generación de divisas, la sustitución de importaciones, la generación de excedentes mediante el gas natural con valor agregado, la creación de polos de desarrollo petroquímico y la promoción de transferencia tecnológica.
Así, el Estado plurinacional ingresó a la era petroquímica y marcó la senda industrializadora, ese eslabón fundamental de la cadena de los hidrocarburos que permite añadir valor agregado a un recurso pilar de la economía boliviana, el gas natural.
Golpe de retroceso
La urea es el fertilizante nitrogenado más popular y de mayor uso en el mundo. Su alto contenido en nitrógeno permite el crecimiento de las plantas ayudando en su nutrición y en mejorar el rendimiento de los cultivos. Es utilizada principalmente en la producción de arroz, maíz, trigo, caña de azúcar, sorgo, papa, pasturas, frutales, hortalizas, entre otros.
Si bien el Estado plurinacional se convirtió en un referente internacional en el área con una capacidad de producción de 650.000 toneladas de fertilizante por año, todo quedó en statu quo en 2019.
El presidente de la Cámara Departamental de Hidrocarburos y Energías del Estado Plurinacional de Bolivia (CDHE-EPB), Cristian Torrico, aseguró que la ruptura institucional de noviembre de 2019 dejó de lado los argumentos técnicos y económicos para que el régimen de Jeanine Áñez prime las razones políticas, lo que se concretó en la detención abrupta de la producción que abastecía al mercado nacional e internacional pese a que la planta contaba con competitividad y el cumplimiento de contratos.
Hasta antes del golpe de Estado de noviembre de 2019, el principal comprador de urea era Brasil con 277.539 toneladas; seguido por Argentina con 103.725; Paraguay con 27.952; Uruguay con 13.008, y Perú con 4.068. Antes de la paralización de producción, tenía contratos pendientes con el primer país.
"Tuvieron que ver temas políticos de conveniencia al Gobierno de la señora Áñez, porque no había un razonamiento técnico. No había argumento técnico para detener la planta y, peor aún, de trasladarla", cuestionó.
Considera que el paro injustificado de la planta no solamente generó daños económicos al Estado, sino también legales porque se establecieron acuerdos contractuales que exigían el cumplimiento bajo riesgo de sanciones.
"Cuando se incumplen ciertos requerimientos que establece el contrato, tienes ya una sanción. Entonces, al parar la planta se ha generado daño económico y legal hacia Bolivia. En este escenario, no hay otro argumento que decir que el Gobierno de la señora Áñez irresponsablemente y, tal vez, por argumentos políticos para que (…) se posesione ese grupo han tenido que parar la planta, han querido mostrar a Bolivia y a la población que seguramente la planta era innecesaria", cuestionó Torrico.
Tras la paralización de la planta, se retiró al 73% de personal especializado y entrenado. Se encontraba parcialmente en estado de preservación con nitrógeno. Los sistemas de servicios auxiliares estaban en funcionamiento generando gasto operacional por más de un año. Tampoco se realizó el mantenimiento respectivo a todos los equipos críticos y sistemas de seguridad.
Se realizaron dos intentos entre febrero y octubre 2020 de arranque de la planta sin éxito, ocasionando daños a los equipos. Por ejemplo, uno de los más afectados fue el sistema servomotor del actuador de la turbina, además del generador de nitrógeno y el turboexpander.
Paralización politizada
En febrero de 2020, el entonces ministro de Hidrocarburos de facto, Víctor Hugo Zamora, dio a conocer que el complejo petroquímico iba a ser paralizado para aplicar una auditoría, porque aseguraba que era una planta deficitaria.
Incluso, analizó la posibilidad de impulsar una alianza público-privada con una empresa transnacional que se haga cargo. También, vio como opción el traslado de la PAU a otra ubicación con un costo de al menos $us 150 millones como parte de la auditoría.
"El Estado hizo un mal negocio invirtiendo en esta planta, es decir que producía urea, pero perdía plata", aseveró en julio de 2020.
Cuestionó la planta también desde el campo político, cuando en febrero de 2020 mencionó: "Hay una denuncia formal que se hizo de que la urea se está utilizando como sustancia controlada, y también establece, esa denuncia, de que la ubicación respondería a ese tipo de intereses".
En diciembre de 2020, el Gobierno de Luis Arce activó procesos contra el exministro de Hidrocarburos, Víctor Hugo Zamora Castedo; el expresidente de YPFB, Herland Soliz Montenegro; el exvicepresidente Nacional de Operaciones, Jorge Roberto Blancourt Calvo; el exgerente de Industrialización, Óscar Alberto Boutier Hurtado; el exdirector de Operación y Mantenimiento de la planta, Carlos Manuel Segundo Vilar Gutiérrez y el excoordinador de Operación y Mantenimiento del complejo petroquímico, Ivert Fernando Oliva Soria, por los daños millonarios al Estado. A eso se sumó el Colegio de Ingenieros Petroleros de Cochabamba que también presentó una querella contra el exministro de Áñez.
El presidente Luis Arce aseguró que el caso de la Planta de Urea y Amoniaco demuestra que los protagonistas del golpe de Estado de 2019 no supieron entender las necesidades del pueblo boliviano, porque buscó detener proyectos en contra de los intereses del Estado.
"El Gobierno golpista quiso detener todo lo que estaba haciendo el MAS-IPSP haciendo creer que estábamos haciendo mal las cosas, que no sabíamos lo que hacíamos. Hoy, se demuestra que los únicos que no entendían cómo funciona la economía boliviana, que nunca entendieron las necesidades del pueblo boliviano es pues toda la derecha golpista", aseguró.
Mencionó el tema el 6 de septiembre en su discurso en el acto oficial de reinicio de operaciones de la Planta de Amoniaco y Urea en Bulo Bulo, Cochabamba, complejo que tuvo 22 meses de paralización.
"El golpe de Estado, hay que decirlo con claridad, nunca buscó el beneficio de los bolivianos y bolivianas, nunca le importó la salud y la educación ni nada de los bolivianos, sino en un asalto al Estado boliviano para procurarse y redistribuirse todo lo que se había generado durante todos estos años", aseveró.
Hoy, la PAU prevé producir 590.000 t en un año
Los datos de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) señalan que la construcción de la Planta de Amoniaco y Urea (PAU) demandó $us 953 millones, una de las inversiones más importantes para impulsar la industrialización de los recursos naturales en el país.
El complejo petroquímico fue inaugurado en septiembre de 2017, en la gestión del expresidente Evo Morales; sin embargo, en noviembre de 2019, con la llegada al Gobierno de Jeanine Áñez, las operaciones de esta factoría fueron paralizadas.
La "abrupta" paralización, durante 22 meses, de la factoría industrial, causó severos daños en sus maquinarias y esto ocasionó al Estado boliviano un perjuicio económico que alcanza a los $us 450 millones, de acuerdo con los reportes oficiales.
Ante esa situación, el Gobierno del presidente Luis Arce elaboró e implementó un plan de reactivación que contempló la adquisición de insumos químicos, maquinaria, repuestos y reparación de equipos críticos como el turboexpander, la turbina 101 JGT, el generador de nitrógeno y habilitación de calderos.
Tras reparar esos daños, las operaciones de la PAU fueron reiniciadas el lunes 6 de septiembre de este año con la proyección de producir un total 590.000 toneladas (t) de urea en un año; es decir, hasta septiembre de 2022.
En el acto de reinicio de operaciones, el Jefe de Estado anticipó que la Planta de Amoniaco y Urea de YPFB ahora será la base industrial de Bolivia para la producción de fertilizantes y agroquímicos.
"Esta planta va a fortalecer el proceso de industrialización de nuestros recursos naturales; tenemos que industrializar el país y esta planta es una buena base para ello", dijo en su discurso de reapertura de la petroquímica.
Lamentó que durante el periodo en que la factoría dejó de operar, los precios de la urea se incrementaron en el país de $us 400 a $us 830 la t; es decir, más del doble, lo que ocasionó un perjuicio a los productores agropecuarios.
En pleno proceso de consolidar mercados de exportación y proveer de urea, a costos accesibles, a productores bolivianos, vino el golpe de Estado, en noviembre de 2019, a paralizar la industria y despedir a personal altamente calificado, señaló.
Con la reactivación de la PAU, Bolivia exportará urea a cuatro países
Según datos oficiales, de las 590.000 t previstas para producir hasta septiembre del próximo año, 46.000 t se comercializarán en el mercado interno, mientras que 391.000 t se exportarán a Brasil; 125.000 t a la Argentina; 22.000 t a Paraguay y 6.000 t a Perú.
La alta demanda del fertilizante en la región, principalmente por el sector agropecuario, confirma que, pese a los contratiempos, la urea boliviana tiene mercado asegurado, gracias a su excelente calidad.
El miércoles, el presidente ejecutivo de la estatal YPFB, Wilson Zelaya, informó que la alta calidad de la urea boliviana destaca en cinco mercados de la región, como Brasil, Argentina, Paraguay, Perú y Uruguay.
El precio del agrofertilizante se fijará en los próximos días, tanto para el mercado interno como el externo; sin embargo, a las tres jornadas de la reanudación de operaciones del complejo, ya se obtuvo un contrato con Brasil para el primer envío de 10.000 t.
Respecto al mercado interno, el ministro de Hidrocarburos y Energías, Franklin Molina, dijo que la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO) y la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo) están interesadas en conversar sobre el suministro de urea que se producirá en el complejo petroquímico de Bulo Bulo.
Según datos del gerente de Industrialización de YPFB, Henry Lapaca, la capacidad de producción de la planta es de 2.100 t día, de las cuales el 15% estará destinado a cubrir el mercado interno y el 85% para la exportación.
Proyectan generar más de $us 300 millones con la reactivación
El 1 de septiembre de este año, el vocero de YPFB, Juan Carlos Ortiz, informó que con el reinicio de operaciones de la PAU se proyecta generar alrededor de $us 380 millones al año, por concepto de ventas del fertilizante en los mercados nacional e internacional.
Explicó que el mercado de la urea es altamente dinámico, con precios que superan los $us 500 la tonelada y que el fertilizante boliviano tiene ya plazas aseguradas, tanto en el mercado local como extranjero.
Por otra parte, Lapaca mencionó que la urea granulada "está siendo muy requerida" en el mercado, y que la PAU ingresará a cubrir esa demanda con buenos ingresos para el país.
Según el Ministerio de Hidrocarburos y Energías, con la reactivación de esta industria se generará 480 empleos directos y más de 4.000 empleos indirectos, además de mayor movimiento económico en el país.
Es el pilar fundamental para implementar más plantas industrializadoras
El presidente de la Cámara Departamental de Hidrocarburos y Energías del Estado Plurinacional de Bolivia (CDHE-EPB), Cristian Torrico, resaltó que la PAU es el pilar fundamental para "pensar en la construcción de más plantas de industrialización" en el país.
Lamentó que la paralización del complejo petroquímico ocasionara pérdidas millonarias al Estado boliviano, despidos injustificados a trabajadores y demanda de urea "insatisfecha" a los productores agropecuarios.
"No solamente es un daño económico, el haber pretendido inclusive trasladar la planta, sino es un daño inclusive legal, es doloso, es penoso. Entonces, creemos que ha sido muy irresponsable la actitud que ha tenido el gobierno de Áñez", aseveró.
En ese contexto, recordó que antes de la nacionalización de los hidrocarburos, diferentes sectores sociales de Bolivia exigían a las autoridades que el gas natural no solo sea comercializado como materia prima, sino sea transformado y tenga valor agregado.
"Y (ahora) la Planta de Amoniaco y Urea es modelo en esa lógica, académica, técnica, podemos industrializar nuestro metano, nuestro gas natural, para beneficio de los bolivianos y para beneficio de la población a nivel regional", resaltó.
Destacó que con la implementación y puesta en marcha de la PAU, Bolivia dejó de ser exportadora de materia prima y se convirtió en industrializadora de sus recursos naturales, como es el gas natural.
"La Planta de Amoniaco y Urea no solamente es un ícono, sino es el pilar fundamental para poder empezar a pensar en más plantas de industrialización. La reactivación significa (que) somos capaces de industrializar", destacó.
Añadió que los sectores estratégicos de minería, hidrocarburos y energías, en los que están importantes recursos naturales como el gas, el litio y el hidrógeno, son el "triángulo energético" por el cual debe apostar Bolivia.
"Felicitamos a la gestión que está estableciendo el hermano presidente Luis Arce Catacora, por haber tomado la decisión de poder concentrarnos en lo que estratégicamente responde a la economía boliviana", añadió.
Reactivación de la Planta de Urea y Amoniaco recupera la senda de la industrialización para Bolivia
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