El tablero político del Gobierno


Es un tipo de lugar común hacer metáforas de la política con el ajedrez, dado que en ambos casos implica que exista una estrategia que determine los movimientos que se harían para poder lograr con éxito el objetivo de administrar el poder o de ganar la partida. El enfoque de la metáfora del ajedrez con la política en este caso, no estará centrado en los jugadores, sino en la composición de las piezas, y en concreto, en las piezas de un solo equipo, el del actual Gobierno. Porque está visto que mientras el gobierno del presidente Arce hace un intento por jugar ajedrez, las oposiciones políticas están jugando a saltar la cuerda; entonces es un tablero de uno contra una oposición política social, no una oposición política partidaria. La torre, encarnada en el vicepresidente Choquehuanca, una figura pesada en el tablero con un movimiento muy lineal en un sentido u otro, es decir, criticando o retrocediendo a ratos con la decisión de que fue mala idea que Evo fuera candidato, pero avanzando en la misma línea cuando afirma al mismo tiempo que debe haber reconciliación, por un lado, o que la labor de descolonización y de revalorización de los pueblos indígenas es muy importante, por otro lado. Considerando además que la pieza de la torre no puede dar un salto por encima de otras fichas, ahí se detiene, igual que cuando el pasado 6 de agosto en la ruidosa sesión de la Asamblea Legislativa, cuando llamaba a la calma, ni siquiera sus propios diputados y senadores masistas le hacían caso. El presidente Arce es quien alcanza más la figura de un peón. No menospreciemos desde el inicio, por favor, porque esta pieza del tablero puede dar alguna sorpresa al final de todo, porque puede elegir partir con un movimiento de salto de dos casillas y luego avanzar de a una, o ir de a una solamente. De hecho su mejor momento no es cuando puede comer a alguna otra figura del tablero, sino cuando alcanza el otro extremo de éste y puede reclamar para convertirse en otra pieza, excepto la de Rey. Al parecer, el Presidente eligió ir muy lento por esa ruta para convertirse luego en alguna otra pieza que lo redima y lo deje en una posición más favorable. El caballo es una pieza que puede moverse en L y saltar entre otras piezas, sea hacia atrás o adelante. Es una pieza importante del tablero y en el caso del actual Gobierno se encuentra reflejada en la figura del Ministro de Justicia, porque empezó con un movimiento provocador al promover como iniciativa una reforma constitucional a la Justicia, pero luego fue desautorizado por su propio partido, lo que le obligó a retroceder en ese sentido de L. Pero más tarde, volvió a cobrar vigencia no solamente en temas judiciales, sino también en temas políticos, lo que lo muestra como alguien que tiene mayor independencia en algunas ocasiones y que incluso es capaz de saltar por encima de algunas fichas de su propio partido y, por supuesto, de la oposición. El alfil, pieza que se mueve en única dirección diagonal pero que no puede saltar a otras fichas y que también puede considerarse una ficha relevante del tablero, se encuentra expresada en el Ministro de Gobierno. Puede avanzar rápida y notoriamente como cuando aparece como la autoridad que ejecuta los actos administrativos de la Justicia junto a la Policía, pero no es capaz de mostrar un cambio repentino de dirección porque para eso necesita de mayores condiciones y capacidades. Este tablero gubernamental hoy no tiene una Reina, no hay una figura tan pesada que pueda moverse con soltura por todo el tablero y a la que haya que usarla y protegerla al mismo tiempo de manera efectiva. Quizá es la pieza con la que busca ser coronado el presidente Arce al final de su mandato. Tampoco tiene un Rey, porque eso significaría que en la posibilidad de hacerle jaque a esta pieza, entonces el Gobierno entero se desmoronaría; menos aún pensar que como ese tablero no tiene un Rey, entonces otro es el que gobierna, eso es comprarse la tesis barata de cierta oposición que movida por una flojera de hacer su trabajo reduce todo a explicaciones más cortas que le sirve para descargar sus responsabilidades. Marcelo Arequipa Azurduy es politólogo y docente universitario. *La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de La Ventana