Buscar, rescatar y limpiar. Esas son las tareas que realizan contra reloj los cerca de 23.000 bomberos, policías, soldados y sanitarios desplazados a las zonas afectadas por las inundaciones en el Oeste de Alemania, una operación logística sin precedentes para la catástrofe natural más virulenta de los últimos 30 años en este país. Para todos ellos, uniformados y civiles, han sido las primeras palabras del Jefe del Estado, Frank-Walter Steinmeier, después de recorrer las regiones devastadas por el agua en el estado federado de Renania del Norte-Westfalia. La canciller Angela Merkel visitará este domingo el segundo Land afectado, Renania-Palatinado.
Que Merkel y el Steinmeier muestren con su presencia en las zonas afectas la solidaridad y apoyo del Estado en situaciones como la que se está viviendo es una obviedad. La elección de sus destinos encierra algo más. Demuestra decencia política y el cuidado escrupuloso que la canciller y el presidente han tenido para evitar que sus visitas se interpreten en clave partidista, a sólo unos meses de elecciones generales. Eso explica que Steinmeier, socialdemócrata, viajara a Renania del Norte-Westfalia, cuyo ministro presidente, Armin Laschet, se presenta a esos comicios como cabeza de lista de la Unión Cristianodemócrata (CDU). La conservadora Merkel eligió Renania-Palatinado, en manos de la socialdemócrata Malu Drayer.
"Sé que se está trabajando hasta la extenuación y eso merece todo nuestro reconocimiento y agradecimiento", declaró Steinmeier, que puso igualmente en valor la ola de solidaridad que en estos momentos recorre el país, conmocionado por las dureza de las imágenes y testimonios que llegan del lugar.
Nadie puede permanecer indiferente. Ya se han confirmado 133 muertes y los desaparecidos siguen siendo centenares, lo que hace prever que número de víctimas mortales aumentará a medida que el operativo de rescate y limpieza avance, se logre inspeccionar los sótanos de las viviendas inundadas, acceder a los vehículos que quedaron bajo el agua o fueron arrastrados por la corriente y liberar escombros.
Porque todo sucedió en cuestión de minutos, según el alcalde de una de las localizadas más azotadas. "No hubo tiempo para reaccionar", afirma
La suerte de los desaparecidos mantiene a muchas familias con el corazón encogido y en su desesperación algunos hayan emprendido por su cuenta la búsqueda de sus seres queridos. Para la Policía, sin embargo, esa reacción, aun comprensible, supone un problema añadido, pues interfiere en las tareas de rescate. Las autoridades están pidiendo a través de las redes sociales que no se viaje a la zona siniestrada, menos aún para hacer en turismo de tragedia. El mismo llamamiento se ha hecho en referencia a los drones, dado que son muchos los que ahora sobrevuelan la zona para captar imágenes dificultando la trayectoria de los pertenecientes a las fuerzas de protección civil y que son los que le permiten detectar supervivientes a la espera de ser socorridos, detectar los accesos que va dejando el agua en su retirada o mantener la vigilancia en puntos especialmente peligrosos. Un punto crítico sigue siendo la presa de Steinbach, en Euskirchen (Renania del Norte-Westfalia). Según los ingenieros que se han trasladó hasta allí para verificar su resistencia, la presa presenta grietas y en consecuencia es "muy inestable". Ante la posibilidad de que reviente, unas 4.500 personas residentes en la zona han sido evacuadas.
También por precaución, las autoridades penitenciarias de ese land procedieron a la evacuación de una de las cárceles próximas a ese perímetro, aunque sólo 50 de los 390 internos que cumplían sentencia en ella han sido traslados a otros centros, según el portavoz de Justicia, Nils Radke. Para el resto, que ya disfrutaba de permisos de larga duración, las inundaciones les han traído un adelanto de su libertad.
Pese al despliegue y diligencia con la que trabajan los servicios de protección civil, la normalidad está lejos. La electricidad y las comunicaciones telefónicas no han podido ser plenamente restablecidas. Cientos de hogares carecen de agua potable, las carreteras están cortadas, las calles intransitables y sigue habiendo peligro de derrumbes. En las localidades donde el agua ha remitido y se ha permitido el regreso de la población sólo hay lodo y destrozos.
Laschet ha prometido ayudas directas a los damnificados, que se calcula podrían superar los 10.000, y pedido ayuda al Estado para lo que ha denominado "el desastre del siglo".
Alemania se moviliza para rescatar sobrevivientes
La canciller Angela Merkel visitará este domingo el segundo Land afectado, Renania-Palatinado
❮
❯