Suman denuncias contra Almagro por informe de la OEA sobre fraude no probado en Bolivia



A dos días de las elecciones tras la anulación de los comicios de 2019, la OEA defiende su informe sin responder a las serias observaciones a su informe por presunto fraude.

En las últimas horas se han registrado más denuncias contra el Secretario General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, debido al informe del organismo presentado en diciembre de 2019 en el que mencionaba "irregularidades" en los comicios del 20 de octubre de 2019 y que desataron una crisis política y social que derivó en la caída de un gobierno, y la muerte de más de 30 civiles y cientos de heridos por arma de fuego.

"La teoría del Fraude es la que sostiene el discurso moral del golpe de estado en Bolivia. El golpe sólo pudo existir con dos hechos el rol de la OEA y la intervención de las FFAA y la Policía. Estas causas dan lugar al resultado de muerte de bolivianos en Sacaba y Senkata. Ayer el Premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel y las Madres de la Plaza de Mayo han presentado una acusación contra Almagro por estos hechos. Ahora la Alta Comisionada de la ONU Michelle Bachellete tendrá la tarea de analizar los datos, las pruebas y finalmente la responsabilidad. El fraude VS. El Golpe... Ante el máximo organismo universal de protección de los derechos humanos (Sic)", escribió este viernes el analista Iván Lima, en sus redes sociales.

El comentario surgió luego de que la Asociación de Madres de Plaza de Mayo, la Liga Argentina por los Derechos Humanos y el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, presentaran una denuncia contra Almagro.

"Presentamos denuncia contra @Almagro_OEA2015 ante @UNHumanRights por vulnerar la Carta de la #ONU y de la #OEA. Esperamos que @mbachelet le inicie una investigación independiente sobre su complicidad en el golpe cívico-militar ocurrido en #Bolivia Bandera de Bolivia", escribió este viernes el Premio Novel en su cuenta de Twitter, compartiendo la denuncia mencionada.

La denuncia tiene como respaldo ocho informes técnicos internacionales de centros estadísticos de universidades y periódicos de prestigio mundial, como el New York Times, el Washington Post, el MIT (Universidad de Massachussets) y el Centro de Investigación Económica y Política (CEPR).

En los que se hace mención a delitos contra los derechos civiles, políticos y sociales al acusar de un presunto fraude, sin pruebas y con un sesgo político, cometidos desde la Secretaría General de la OEA.

En los últimos días llegó al país Francisco Guerrero Aguirre, secretario para Fortalecimiento de la Democracia de la Organización de Estados Americanos (OEA), a la cabeza de la misión de observación, defendiendo el informe de la OEA e indicando que al organismo le interesa que Bolivia tenga un "proceso limpio".

Guerrero, manifestó a través de escritos que en 2019, en Bolivia se "vulneraron los principios de certeza, legalidad, transparencia, equidad, independencia e imparcialidad".

Gobiernos de la región, entre ellos el de México, tras conocerse diversas objeciones al método utilizado por la OEA y la cantidad de muestreo, solicitó una explicación que a la fecha no fue contestada.

Con un padrón de 7.315.364 votantes habilitados en 2019, la OEA encontró irregularidades en 38.000 votos, es decir en el 0,55% del universo del electorado. Y apenas logró observar 200 actas electorales.

Además, las actas que observó fueron las que llegaron de manera tardía, casi todas de áreas rurales y donde históricamente los jurados de mesa firman por la gente que no puede colocar su firma.

El sociólogo Julio Córdova, en marzo manifestó que el principal argumento de la OEA para defender su informe sobre las elecciones en Bolivia es la "alteración dolosa" de actas electorales y que una treinta de expertos internacionales de la OEA habían trabajado 33 días con un costo de 220 mil dólares. "Y, al final, no pudieron decir: 1) Qué porcentaje de actas fueron alteradas, 2) qué porcentaje del cómputo no coincide con las actas. ¿Puede seguir hablando la (ex) oposición de ´mega fraude´, de ´fraude monumental´, del ´fraude del siglo´?", observó.


Córdova explicó que para alterar fraudulentamente el voto del 2019 en un 5% que era el porcentaje que necesitaba el MAS para ganar en primera vuelta, se necesitaba alterar 2.640 actas electorales.

"Lo cierto es que la OEA no hizo su trabajo. 1) No hizo una muestra de las 35.000 actas para identificar qué porcentaje fueron adulteradas. 2) No hizo una muestra de los 35.000 registros del conteo oficial para determinar qué porcentaje no corresponde a las actas originales. 3) Ni siquiera pudo demostrar un cambio significativo de tendencia después del corte del TREP", explicó en marzo.

De acuerdo al sociólogo, los 36 expertos de la OEA no hicieron su trabajo, por tres razones: la presión al interior de la OEA, ya que la misión de observadores de esta organización ya había recomendado una segunda vuelta; la presión en Bolivia desde los grupos que se encontraban movilizados contra Evo Morales; y, la presión internacional, ya que para ser reelegido Almagro tenía que congraciarse con la mayoría de países de América Latina, ahora con regímenes de derecha.

La OEA en su informe conclusivo determinó que habían 200 actas "sospechosas" aunque nunca dijo en qué recintos, y de acuerdo al sociólogo, "ni siquiera en ese número reducido pudo demostrar alteración de resultados, sino problemas con firmas o 100% de voto por el MAS, etc. Por eso hay muchas críticas al informe de la OEA", explicó de igual manera a través de sus redes sociales.

El informe de la OEA incluye observación al servidor oculto de datos, a comprobantes de votación manipulados y a firmas falsificadas, que según la organización imposibilitaron validar los resultados de las elecciones.


Investigadores del MIT, CEPR, Celag, una investigación del New York Times y más de 100 académicos de talla internacional, observaron que las conclusiones de la OEA son equivocadas; el modelo estadístico que usaron es erróneo y no pudieron demostrar que hubo fraude en las elecciones de octubre en Bolivia.

Los detractores del informe de la OEA sostienen que el organismo basó su denuncia en el acto de la paralización del TREP que es el sistema de conteo rápido, de resultado no vinculante y que en muchos países del mundo no es utilizado. Pero el "cambio significativo de la tendencia del voto", señalado por el organismo, se dio en ese sistema y no en el cómputo oficial de votos, que sí es vinculante.

Por su parte expertos de la OEA reconocieron que su análisis estadístico, al que dedicaron 70 de las 100 páginas del informe, no demuestra por sí mismo el fraude. Son otros elementos como la falsificación de algunas firmas en actas, o una misma firma de presidente de mesa para varias mesas. Aspectos que no fueron cuantificados y que ocupan la menor parte del informe de la OEA.

El TREP fue manejado por la empresa tercializada Neotec de Marcel Guzmán de Rojas, quien a través de un primer informe respecto a los sucesos de octubre de 2019 y antes de salir del país, explicó que él habilitó un tercer servidor por fallas eléctricas en los dos que estaban registrados de manera oficial.

Cuando la empresa auditora Ethical Hacking de Álvaro Andrade, denunció que se había activado un tercer servidor, las autoridades del Tribunal Supremo Electoral precipitadamente mandaron a detener el conteo rápido. La explicación es parte de las declaraciones que se hicieron por el supuesto caso de fraude.

Por un lado Guzmán de Rojas es vinculado a Carlos Mesa, en contienda electoral, y por otro lado, Andrade es una persona públicamente allegada a Jorge Tuto Quiroga. Ambos son parte de las investigaciones, sin embargo se encuentran en libertad, a diferencia de los exmiembros del Tribunal Supremo Electoral, quienes fueron cautelados.

Otra observación, no estadística, de la OEA, fue la quema de actas, la misma se dio luego de que se encontrara a particulares en posesión de material electoral. De acuerdo a los analistas, la Policía ya había dedo la espalda al Gobierno de Evo Morales, rompiendo deliberadamente la cadena de custodia, ya que ellos eran los directos responsables.

La OEA también observó la quema de tribunales departamentales electorales, sin embargo el hecho fue realizado por los movimientos contrarios a Morales.

Para Córdova el informe de la OEA no es confiable por las siguientes razones: 1) Antes que comience la labor del equipo que emitió el informe, la OEA ya se había pronunciado por anular las elecciones sin ninguna prueba de fraude; es como si un juez diera su veredicto antes de iniciar el juicio, su postura ya era parcializada; 2) Al parecer el informe de la OEA fue parte de una jugada política para la reelección de Almagro; él necesitaba el apoyo de varios gobiernos "de derecha" que veían con buenos ojos la caída de Evo. Almagro les dio lo que querían a cambio de sus votos para su reelección. 3) Durante el trabajo de la misión de la OEA en Bolivia, había mucha presión política y de movilizaciones ciudadanas en el hotel donde estaban alojados. Esa presión dificultó un trabajo profesional e imparcial.

Agrega que con los resultados de las últimas encuestas que muestran una posible victoria de Luis Arce, actual candidato del MAS, se defenestra la retórica del presunto fraude electoral.

Al analista político Jorge Richter, insiste en que la OEA a la fecha no logra demostrar estadísticamente el fraude, y que más bien lo que sucedió en el país fue una retórica instalada meses antes de los comicios que hablaban de fraude y que la OEA simplemente ayudó a instalar esa narrativa.

"Evidentemente en Bolivia se instaló un fraude y se lo hizo con el informe de la OEA, buscaron instalar en Bolivia un relato, una narrativa para poder generar una ruptura institucional. El fraude está en el informe de más de 90 páginas de la OEA", manifestó.

Por esos hechos inclusive congresistas Demócratas de los Estados Unidos (EEUU) pidieron a su Secretario de Estado Mike Pompeo que active mecanismos diplomáticos para iniciar una auditoria al papel de la OEA durante las elecciones de 2019 en Bolivia, recordando que el organismo no puede ser utilizado con fines poco claros y democráticos.

Los periodistas Anatoly Kurmanaev y Maria Silvia Trigo, en una nota publicada en medios internacionales, recordaron que la declaración de la organización, que señalaba "un cambio inexplicable" que "modifica drásticamente el destino de la elección", levantó sospechas acerca de la votación y provocó una serie de eventos que cambió la historia del país.

"La oposición aprovechó el reclamo para intensificar las protestas, reunir apoyo internacional y, semanas después, sacó a Morales del poder con apoyo militar", se lee.

La nota cita al estudio realizado por The New York Times a través del cual también se determinó que el análisis de la OEA era deficiente. De acuerdo a sus investigadores, la conclusión de que los votos a favor de Morales aumentaron inexplicablemente una vez que el conteo se reanudó estuvo basada en datos incorrectos y técnicas estadísticas inapropiadas.

"Examinamos detenidamente la evidencia estadística de la OEA y hallamos problemas con sus métodos", dijo Francisco Rodríguez, un economista que enseña estudios latinoamericanos en la Universidad de Tulane. "Una vez que corregimos esos problemas, los resultados de la OEA desaparecen, sin dejar evidencia estadística de fraude".

Rodríguez realizó el estudio con Dorothy Kronick, experta en política latinoamericana en la Universidad de Pennsylvania, y Nicolás Idrobo, estudiante de doctorado en la misma universidad y coautor de un libro de texto sobre métodos estadísticos avanzados.

En un intento por sofocar las protestas que se produjeron al anunciar su victoria, Morales llamó a la OEA a conducir una auditoría electoral "vinculante".

"Hubo fraude, simplemente no sabemos dónde y cuándo", dijo Calla Hummel, una experta en Bolivia de la Universidad de Miami que presenció la elección y analizó los hallazgos de la OEA. Eso configuró la narrativa de las elecciones antes de que los datos pudieran analizarse adecuadamente, dijo.

El jefe de observadores electorales de la OEA, Gerardo de Icaza, reconoció que dichas observaciones podrían ser discutibles y mencionó que "las estadísticas no prueban ni refutan el fraude. Las evidencias sólidas como declaraciones falsas y estructuras informáticas escondidas lo hacen. Y eso es lo que encontramos", admitió.

Los autores del estudio dijeron que no pudieron replicar los hallazgos de la OEA usando las técnicas que probablemente empleó, ya que la organización usó un método estadístico "inapropiado que creó artificialmente la apariencia de una ruptura en la tendencia de la votación". Pero la OEA nunca aclaró su metodología para llegar a las conclusiones a las que llegó.

Respecto al informe de la OEA, Luis Fernando Atanasio, miembro de la Comisión de Fiscales que investiga el caso, respondió que el documento no es conclusivo para la justicia y que se deben realizar investigaciones para corroborar lo que en él se afirma.

"El informe de la OEA es un informe. ¿Eso qué implica? Que simplemente han recopilado información, datos que a ellos les han permitido identificar algunas irregularidades. Pero si bastara un informe para que nosotros podamos atribuir responsabilidades a alguien, creo que sería muy apresurado", afirmó días atrás.

Dijo además que el documento de la OEA "lo único que identifica son irregularidades en relación a eventos que se hubiesen suscitado el día de las elecciones" y luego complementó: "una investigación es mucho más compleja y mucho más precisa".