Mientras la ciudad se llena de fiestas por la noche, a pesar de las advertencias de las autoridades, en los hospitales aumentan los pacientes jóvenes y en estado grave.
Se predijo el pico de la tercera ola para fines de mayo y principios de junio, pero un sondeo de EL DEBER entre los encargados de las Unidades de Terapia Intensiva (UTI) mostró que la mayoría tiene las camas llenas, los contratos finalizados y pagos atrasados. Lo peor, se declaran agotados.
"Necesitamos que esto se haga visible, aunque a algunos no les guste, es la verdad. La situación es insostenible", dijo Andrés Martínez, a cargo de la UTI Covid-19 del hospital San Juan de Dios.Ya se vencieron los contratos, les adeudan tres meses, dice que les prometieron pagar este lunes 17 de mayo y renovar los contratos el miércoles 19. "Solo esperamos que los de la Agencia de Infraestructura en Salud y Equipamiento Médico (Aisem), del Ministerio de Salud, honren su palabra, cada vez que presentamos los informes nos observan algo", dijo pesaroso.La tranquilidad que caracterizó a Martínez en la pandemia ha sido inquietada en la tercera ola al ver cada vez más jóvenes. "Ahora nos llegan de 23 años, la mayoría acá tenemos entre 30 y 45, ya somos un grupo vulnerable, por más que estemos vacunados.
Hace un mes recibió a su primer paciente joven, de 31 años, y hasta la fecha ya van siete. De las 14 camas UTI Covid-19 disponibles, cinco son ocupadas por jóvenes. "Ahora mismo tenemos uno de 23 que está muy mal, intubado hace diez días, y con una lesión brutal en los pulmones. También hay personas de 32 años, 36, 39 y 41".
Dice que en las últimas tres semanas los casos aumentaron y justo cuando finalizan los contratos, que en la Emergencia hay pacientes aguardando una cama UTI, y que la sala de internación también está llena y que la gente está muriendo.
Cuatro de los cinco pacientes jóvenes son obesos.Según él, y varios de sus colegas, los pacientes "gorditos" no enfrentan esta enfermedad de la misma manera.
Los más jóvenes empiezan a copar las terapias intensiva.
En algunos lugares hay pacientes intubados de 23 años. En otros, los que están entre los 21 y 50 años alcanzan el 60% del total de los pacientes internados
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