Nuestra Cancillería señala equivocadamente que "la agenda estuvo inactiva por más de diez años". En verdad durante la gestión del ex Canciller Ribera se adelantaron gestiones e iniciativas orientadas a transitar desde una "sociedad geográfica" a una "sociedad de colaboración", madurando lenta pero progresivamente hacia una "sociedad de espacios de convergencia estratégica de intereses". Coincidiendo con el anuncio de normalización de las relaciones bilaterales entre Bolivia y Chile, días atrás se presentó en ANEPE el libro "Chile y Bolivia: distanciamiento, crisis, y aproximación", de la historiadora chilena Loreto Correa. Coincidencias que permiten un compendio virtuoso que abrigan esperanzas sobre un efectivo giro con una mirada de futuro en la relación bilateral. Ambos países acordaron retomar el Mecanismo de Consultas Políticas —cuya última reunión tuvo lugar en 2010—, y establecer Grupos de Trabajo y Mesas Técnicas en una Hoja de Ruta de 2021, encapsulando la cuestión marítima, que para Chile está resuelto y para Bolivia sigue siendo un asunto irrenunciable y un mandato constitucional. En su comunicado, nuestra Cancillería señala equivocadamente que "la agenda estuvo inactiva por más de diez años". En verdad, y tal como nos enteramos durante la presentación del libro de Loreto Correa días atrás, durante la gestión del ex Canciller Ribera se adelantaron gestiones e iniciativas orientadas a transitar desde una "sociedad geográfica", a una "sociedad de colaboración", madurando lenta pero progresivamente hacia una "sociedad de espacios de convergencia estratégica de intereses". Para ello, señaló los esfuerzos que por más de un año realizó la Dirección de Planificación Estratégica de la Cancillería de Chile por plasmar un documento que registrase una mirada de largo plazo en las relaciones bilaterales. Acompañado de un Grupo de Reflexión integrado por expertos externos a su ministerio, el ex Canciller Ribera despachó un documento denominado "Chile – Bolivia, propuestas para una relación de futuro", que ojalá algún día se haga público ante la riqueza de su contenido y proyección futura de sus estudios. Es innegable que la construcción de la nueva política de Chile hacia Bolivia descansa en gran medida en esos insumos, al coincidir lo señalado por el Canciller Allamand con lo expuesto por su antecesor días antes en la ANEPE. En concreto, un diálogo en torno a todos los recursos hídricos compartidos (no sólo sobre el Silala), a promover cadenas logísticas bajo una concepción más productiva, incluyendo nuevos puertos (por ejemplo, Tocopilla) y segmentarlos según el campo geográfico y productivo, reuniones fronterizas que pongan en significación política el rol y exigencias de las comunidades locales, escucharlas más, atenderlas con más respeto y considerarlas en las decisiones. Sin embargo, también debemos recordar una reunión sostenida en Brasil en diciembre de 2019 entre ambos cancilleres, que acompañamos el Director de Planificación de la Cancillería de Chile y el suscrito en mi condición de entonces Viceministro de Comercio Exterior e Integración. Un primer encuentro en el que se analizaron algunos puntos resaltantes de la relación bilateral que posteriormente dieron lugar a reuniones y encuentros. Fruto de ella es el viaje a Bolivia a principios de febrero de 2020 del Director de Planificación Estratégica de Chile, acompañado de la Directora responsable del proyecto de fibra óptica submarina de la Subsecretaría de Telecomunicaciones de Chile, y en la que participamos el entonces Ministro de Obras Públicas de Bolivia, el suscrito y otras entidades bolivianas. De manera previa nos reunimos con las autoridades sectoriales nacionales, con algunas de las empresas que proveen los servicios de internet en el país y particularmente con la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia en la persona de su presidente para informarles del proyecto y explorar posibilidades de participación en el capital accionario por parte de capitales estatales y/o privados de Bolivia dado que el proyecto contemplaba una alianza publica privada para el financiamiento, construcción y operación del cable submarino. Este proyecto además de ser un proyecto de integración regional tenia la particularidad de vincularnos de manera física y efectiva a la región más dinámica del mundo y mediante una carretera de integración moderna y de futuro. En esa ocasión y en un marco de informalidad continuamos con las conversaciones iniciadas en diciembre de 2019 con el representante de la Cancillería chilena sobre los recursos hídricos entre nuestros países, las cadenas globales de valor, la utilización de los puertos de Tocopilla para el litio y Mejillones para la minería metálica. Las estadísticas del primer trimestre de 2021 muestran que el principal comprador de productos bolivianos es la India (más que Brasil o Argentina) y que Japón compra más productos nacionales que toda la Unión Europea. Datos que debemos mirar con atención y prospectiva. También intercambiamos ideas sobre el oleoducto Sica–Sica a Arica que estamos subutilizando y particularmente la franja de 10 metros a cada lado del ducto que es una concesión que tiene un alto valor político para Bolivia, de la que gozamos y que no le damos ningún uso. Un terreno de casi 150 hectáreas que une a Bolivia con la costa del océano Pacífico y que sería imposible de conseguir en los tiempos presentes. También conversamos sobre la integración eléctrica para proveer energía desde Charaña a Visviri que no era mas de unos cuantos kilómetros, y de forma parecida en la frontera Pisiga a Colchane que no contaba con electricidad las 24 horas. El lanzamiento del libro de la Dra. Correa, los dichos del ex Canciller Ribera sobre el trabajo realizado durante su gestión, el documento "Chile – Bolivia, propuestas para una relación de futuro", sin duda serán una base de la hoja de ruta acordada, y las conversaciones y encuentros iniciales sostenidos a partir de diciembre de 2019 son insumos que permiten abrigar esperanzas en el anuncio conjunto de ambas Cancillerías del viernes pasado. Carlos Zannier Claros es Economista e Internacionalista
Carlos Zannier: Bolivia y Chile: Retomando el diálogo
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