En la era de Arce 4 corrientes pugnan y conviven en el MAS

Analistas políticos detectan que estas tendencias buscan mayor espacio de poder, pero que por el momento coexisten en un "equilibrio frágil".

En la era del presidente Luis Arce se identifican al menos cuatro corrientes que pugnan y conviven dentro del MAS: los proevistas, los indigenistas, los renovadores y los antievistas. Analistas, exmasistas y militantes, que en algunos casos prefirieron mantener en reserva su identidad, contribuyeron a identificar estas tendencias.
Entre los entrevistados detectan que estas corrientes buscan mayor espacio de poder, pero que por el momento conviven en un "equilibrio frágil".
El origen de la corriente indigenista data desde antes de 2019 y su resurgimiento se da con el regreso de David Choquehuanca, vicepresidente, al Ejecutivo. La corriente renovadora se origina a partir de la crisis de 2019 con la renuncia de Morales y emerge en medio de la reconstrucción del MAS rumbo a las elecciones nacionales. La corriente de los proevistas se expresa con nitidez a partir de la victoria del partido azul del 18 de octubre de 2020. La corriente antievista se expresa con las subnacionales, sobre todo con la derrota que sufrió ese frente.
Proevistas
Los proevistas son la línea dura y conservadora dentro del MAS, cuyo principal exponente es el exministro Juan Ramón Quintana. Esa corriente considera a Evo Morales como "insustituible" y "comandante histórico", pero no reconoce el error del exmandatario de ir a la reelección, pese al 21F y la CPE.
"Esos son los que quieren eternizarse en el poder apegados a la figura de Evo, no por convicción, sino por intereses personales; por eso no hay cambios, no hay renovación ni siquiera en la dirigencia, porque a ellos los manejan como títeres y por eso perdimos las subnacionales, porque ellos dan prioridad a otra gente, no nos toman en cuenta", señaló uno de los militantes del partido azul, que pidió reserva de su identidad.
Este grupo estaría integrado por las exautoridades que estuvieron junto a Morales en Argentina y en territorio mexicano.
El principal referente de esta corriente es vicepresidente David Choquehuanca, quien predica el "vivir bien". Choquehuanca tiene gran apoyo en las 20 provincias de La Paz y de sectores indígenas.
Esta corriente, conocida también como "pachamamista", tiene una fuerte base aymara, una inclinación al cuidado de la Madre Tierra, y enfatiza en la importancia de constituirse en "articuladores de diálogo" en la construcción del Estado Plurinacional.
Aunque se observa que en el último tiempo esta corriente es sutil. "No es una corriente que esté todo el tiempo apareciendo públicamente, sino que es una corriente que incluso está en cierto sentido reprimida", indicó el analista político Rafael Archondo.
Renovadora
Es una de las corrientes que rechaza a los excolaboradores de Morales y los cuestiona por no estar en la primera línea, mantenerse en silencio y bajar el perfil después de la renuncia de Morales de 2019, y reaparecer solo luego de que el MAS ganara las elecciones nacionales de 2020.
El exsenador Omar Aguilar indicó que el referente -y el vocero- más visible de esta corriente es el diputado Rolando Cuéllar.
"Es una corriente que pide renovación, que hace una crítica a exautoridades cercanas a Evo Morales", señaló Aguilar, quien y subrayó que quienes pertenecen a esta tendencia no cuestionan a Morales como jefe del MAS.
Por su parte, Cuéllar sostuvo que el rechazo al entorno evista es una postura asumida por el Pacto de Unidad. "Cuando estuvimos en campaña hubo una resolución del Pacto de Unidad, donde dice claramente que el entorno del compañero Evo ya no puede asumir ningún cargo, que tiene que descansar esta gestión", aseguró.
Esta corriente, a diferencia de la renovadora, no solo cuestiona al entorno evista, sino que también expresa su disconformidad con las decisiones del líder del MAS. Esta línea empezó a manifestarse tras la derrota que sufrió el partido azul en las subnacionales y fue el mismo Morales quien la identificó y anunció, por ello, una purga.
"Yo quiero decir a todos los compañeros, con mucha paciencia aguanté, aguanté por la unidad y por la campaña, y casi todos los que estuvieron en la reunión dijeron que ese antievismo ya está en el gobierno", sostuvo Morales hace unas semanas en Radio Kawsachun Coca.
Hace unos días, el diputado Héctor Arce también hizo referencia a esta corriente en una conferencia de prensa. "Estas corrientes están generando ciertos lineamientos de antievismo (...), lo único que buscan es generar cierto malestar", expresó.
Para el analista Pedro Portugal estas cuatro corrientes conviven en un "equilibrio frágil". "Cualquier acto que pueda ser inusitado puede provocar un enfrentamiento", expresó. A su vez ve que a futuro podría surgir una quinta corriente que podría ser "la institucionalista pragmática".
"Es posible que también se consolide una nueva corriente de quienes están actualmente en el aparato del Estado, que pueden representar una forma institucionalista pragmática. Es posible que dentro del Gobierno surja esa corriente como pasó en Ecuador. Luis Arce en algún momento puede reclamar el derecho de conducir la nave del Estado, porque la gente votó por él", indicó.
Mientas que para el politólogo Marcelo Arequipa, Arce carece de base social y está en busca de integrarse en alguna organización, y considera que por ello se dio su participación en el 50 aniversario del Partido Socialista 1.
"Creo que hay que tomar el pulso a la última reunión que tuvo Luis Arce, en el aniversario del Partido Socialista 1, hubo un acto el 1 de mayo y creo que la idea de Luis Arce es afincarse en un sector o en una organización que pertenece al MAS, que es afín, de hecho el Partido Socialista 1, es de donde Arce proviene políticamente", señaló.
Respecto a las corrientes, Arequipa solo identifica dos líneas la dirigencia política y las bases, y que dentro de esta última hay una suerte de competencia entre organizaciones en función a los intereses de tener más espacio en el poder, pero que ambas tendencias entran en sintonía en su postura sobre el "golpe".
Hay que hacer un análisis desde un antes y un después de que Evo Morales era presidente hasta el 2019. Evo Morales era presidente del Estado y era presidente del MAS-IPSP. Tenía control institucional como primera autoridad del Estado, pero también tenía el control orgánico del MAS y, por ende, era el líder de todas las organizaciones afines al MAS. Tenía la facilidad de estar en los nueve departamentos o convocar a las organizaciones a la sede de Gobierno, reunirse con ellas y solucionar los problemas, cumplir los objetivos y los compromisos.
Por supuesto que no todo era una taza de leche, pero cualquier problema que había, alguna discrepancia, él siendo presidente del MAS y del Estado tenía la capacidad de cohesión. Hoy Luis Arce es presidente del Estado, pero no es presidente del MAS. Evo Morales es el presidente del MAS-IPSP.
No me animo a decir si las peticiones de las organizaciones sociales tienen influencia o decisión directa de Evo Morales, porque se ha conocido que las organizaciones sociales dan una especie de avales a determinadas personas para ocupar cargos de ministros o viceministros.
Creo que el MAS está teniendo una crisis interna, producto de la crisis política del 2019, desde el golpe, porque hay muchos sectores sociales que hacen una crítica, no directamente a Evo Morales, sino que hacen una crítica a los exministros, a los exviceministros, inclusive a Álvaro García Linera, que acompañó los casi 14 años de gobierno. De ahí nacen los descontentos y obviamente hay diferentes corrientes: una corriente evista, encabezada por Juan Ramón Quintana, una corriente indigenista, que está encabezada por David Choquehuanca, una renovadora, cuyo vocero sería Rolando Cuéllar ,y una antievista, esta última identificada por el propio Evo Morales que, según ha dicho, estaría en el Gobierno.
Hay sectores que no dijeron nada en su momento y ahora recién dicen, quizás con el objetivo de destruir el MAS. Yo fui vicepresidenta del MAS, ese cargo para mí fue de mucha importancia y hasta el momento como exdirigente deseo seguir trabajando por el bien del proceso. Me preocupa que esta organización se pueda fragmentar o dividir, por eso buscamos la unidad encima de cualquier diferencia política que podamos tener dentro de nuestro partido.
En lo que no estoy de acuerdo es que cuestionen a nuestro hermano Evo Morales, él es el presidente del partido, el que nos representa, que ha salido elegido de un congreso. Con la venia de él, el hermano Lucho (Luis Arce) fue presidente y el hermano David Choquehuanca vicepresidente, con la participación de las organizaciones sociales.
Yo no me estoy entrometiendo, pero sigo dando lineamiento como exvicepresidenta de la dirección nacional del MAS y el hermano Evo va a seguir dando línea aunque no estuviera en la dirección, porque con él hemos construido, hemos sido la cabeza del partido y tenemos todo el derecho de decir las cosas que no están bien y cómo se debe de hacer. Dentro de eso seguiremos jugando un papel importante.
Ya pasó el tiempo de elecciones nacionales y subnacionales, y lo que importa ahora es fortalecer el proceso de cambio.
De tener diferencias vamos a tener diferencias, pero tenemos una ideología y lo importante es mantenernos unidos en esa ideología. Como exdirigente nacional, llamo a que pensemos siempre por el bien de nuestro proceso de cambio, porque nos ha costado construir y esperamos que esto se pueda mantener unido.
Sobre los exministros, yo me atrevo a decir, que incluso algunos han trabajado al mismo ritmo del compañero Evo Morales, creo que algunos todavía pueden aportar, pero eso lo vamos a discutir en el congreso.
Me parece que aunque pudiera haber varios grupos, en realidad existirían sólo dos corrientes, la corriente que es más tradicional, la que acompañó a Evo Morales durante sus 14 años y que está formada básicamente por los exministros, exautoridades o militantes que estuvieron fuera de Bolivia durante 11 meses o un poco menos.
Creo que esa es una corriente busca básicamente a partir del discurso de Juan Ramón Quintana hacer que el Gobierno actual sea prácticamente una continuidad casi caducada de lo que fueron los 14 años.
Mantener una cierta ortodoxia en el análisis de la historia de Bolivia, afirmar que hubo golpe de Estado, no reconocer, por ejemplo, el error de buscar la reelección, esa sería la línea más dura, que tiene un enemigo muy claro, que en general es todo lo que no está dentro del MAS.
Mientras que la otra corriente es una opinión un poco difusa, no tan organizada alrededor del vicepresidente David Choquehuanca. Esta corriente tiene en general expresiones públicas muy leves, muy esporádicas. No es una corriente que esté todo el tiempo apareciendo públicamente, sino que en cierto sentido es reprimida por la primera. Se expresa con algunos puntos de vista autocríticos y sobre todo con un tono conciliador.
Creo que Luis Arce no es una tendencia en el MAS, está en la primera corriente, en cierto sentido sometido a las decisiones del núcleo de Evo Morales, las designaciones de embajadores son una prueba de aquello.
Arce milita en el MAS, pero nunca hizo vida orgánica. Ingresó al gobierno y ahí comenzó a acercarse al MAS. Carlos Villegas lo invitó a formar parte del gobierno, pero nunca hizo labor partidaria, tampoco tiene un perfil de militante partidario, es más bien un tecnócrata, no es un líder histórico, simplemente es el reemplazante de Evo Morales en la presidencia.