Periodismo declarativo y fragmentación del mensaje


Los iniciales estudios sobre comunicación política pusieron sobre la agenda del debate académico, primero y político, luego, los efectos de lo que se conoce como establecimiento de agenda (agenda setting). La idea central giraba en torno a que los medios de comunicación se habían constituido como un mecanismo que, bajo sus propias lógicas, determinaba el ingreso o salida de actores al espacio público; en suma, a la política Así, el conglomerado mediático se constituía de alguna manera en una suerte de régimen alternativo con la capacidad de posicionar actores en la arena de lo público de manera paralela al poder político constituido que basa su legitimidad y legalidad en el beneplácito que les otorga el pueblo para ejercerlo.

Por otro lado, la actual digitalización de los procesos informativos ha generado múltiples transformaciones en el rol del periodismo dentro de las democracias y, por supuesto, dentro de las dinámicas políticas locales. Aunque existen muchísimos matices y vetas de discusión respecto a este tema, destaca el hecho de que uno de los principales retos por los que atraviesa el periodismo es respecto a su función de jerarquización de las noticias (y, por tanto, de sus fuentes), la cual es más desafiante que antes. Dado que la información y la opinión ya pueden establecer varios canales digitales "directos" desde la fuente a la ciudadanía, ahora la labor periodística debe desafiarse a escudriñar en la noticia sus detalles además de complementarla y contextualizarla (un periodismo explicativo), ello permitirá sumarle valor agregado a una novedad que, a los minutos, ya se conoce mediante redes sociodigitales sin necesidad de esperar el noticiero siguiente o el periódico de mañana.

En parte como resultado del panorama establecido anteriormente, pero también como resultado de la crisis que atraviesa el periodismo, durante los últimos años en Bolivia nos hemos ido acostumbrando cada vez con mayor naturalidad a lo que se conoce como "periodismo declarativo" que prioriza la cobertura de dichos antes que la de hechos, desmejorando de esta manera la percepción que tenemos de la realidad e inflamando la que tenemos de los mensajes políticos. A este fenómeno se suma la actual simplificación de un proceso complejo como es la fragmentación de los discursos, que en la práctica se ha reducido a la extracción de frases textuales de un complejo discursivo para hacerlas noticia, descomponiendo el mensaje bajo criterios arbitrarios y dejándolo muchas veces huérfano de contexto.

Así, la discusión sobre las transformaciones dentro del periodismo se ha vuelto un continuo en todas las latitudes del planeta, sobre todo por su relevancia dentro de nuestras sociedades y democracias. Ante ello, resulta particularmente importante advertir que, en nuestro caso particular, a pesar de todo lo señalado anteriormente, la agenda informativa mediática sigue teniendo una importancia fundamental en la construcción de realidad política. Y, por ello mismo, resulta sustancial identificar que eventualmente la (mala) práctica del periodismo declarativo puede ser funcional a ( f)actores de poder fáctico y sus dichos que llegan incluso a tener mayor presencia/relevancia en agenda informativa que los poderes legítimamente constituidos y sus hechos. Los problemas sociopolíticos que estos fenómenos acarrean son acumulativos y se hacen visibles tras periodos de tiempo, uno de los más recientes lo vivimos con los resultados electorales de 2020, en los que las urnas nos llevaron a concluir que la agenda informativa y de opinión habían subrepresentado la realidad nacional.

Verónica Rocha Fuentes es comunicadora. Twitter: @verokamchatka