A dos semanas de las urnas dos factores, que no son los "debates", están
empezando a modificar el escenario y a disipar algunas dudas: La declinación
de la presidenta Añez, el "factor Jeanine", y una reactivada radicalidad
masista, el "factor temor".
El primero ha merecido una medición en una encuesta última que da cuenta
de la previsible transferencia de electores dentro del "bloque democrático"; y
si bien los números tienen solo la dimensión del caudal ya reducido que tenía
"Juntos", no dejan de modificar algunos escenarios, sobre todo el de
Comunidad Ciudadana que ahora aparece ganando en Tarija y Beni. Camacho
se afianza en Santa Cruz, pero a nivel nacional está aún muy lejos de
disputarle a Carlos Mesa el segundo lugar. Sí, el voto beniano y tarijeño de
Jeanine ha favorecido más a Mesa.
Lo que no se ha producido con la declinatoria presidencial, es la atracción de
los votos indecisos y dispersos. El sondeo da cuenta que entre indecisos,
blancos, nulos y "secretos" hacen casi el 28% de electores no medibles a sólo
2 semanas del acto electoral, fenómeno inusual sólo explicable por la tibieza
de los liderazgos que, pese a la polarización, no logran calentar los ánimos de
casi nadie.
El MAS también sube pero poco y podría estar tocando su techo electoral,
comprensible por el vaciamiento de un proyecto agotado por el
autoritarismo y la corrupción que no han merecido atisbo de autocrítica y
menos de renovación.
Y acá surge el "factor temor" generado por amenazas radicales del masismo
de retomar las calles, "si los resultados no coinciden con las encuestas", o
porque estaría en marcha un "fraude". Con ello la dirigencia masista puede
estar poniéndose un anticipado taparrabos para cubrir su desnudez electoral
minoritaria, o puede estar intentando recuperar a algunos desengañados e
indecisos. Pero el efecto será más bien un culatazo, porque el primer impacto
es el reforzamiento del voto antimas ante el previsible retorno no sólo de las
confrontaciones de noviembre y de agosto, sino de la intolerancia, del abuso
de la calle y del hegemonismo que se hicieron insoportables después de 14
años. Ese es el "factor temor" que los radicales del MAS están reactivando,
haciendo inaudibles ciertas voces críticas como la de Choquehuanca que,
como buen calculador andino, leyendo en las arrugas y en las piedras las
carencias de Arce y avizorando su derrota, está más interesado en
posicionarse no hoy, sino en el escenario próximo.
Ambos factores, Jeanine y el temor, han alejado bastante la posibilidad del
triunfo en primera vuelta de los votos válidos del MAS, y podrían hacer
irreversible la segunda vuelta. Camacho está a la mitad del caudal de Mesa
sin poder remontar su límite territorial y Mesa para superar al MAS hasta
ahora no quiere o no puede romper sus límites sociales.
Las estrategias electorales defectuosas de ambos, prisioneros de sus
burbujas regionales o clasistas, se entienden mejor cuando a ambos, en los
"debates" aburridos que han proliferado y que apenas reforzarán a los
convencidos, se los ve carentes de una propuesta de mayor calado estatal
capaz de trascender las buenas intenciones, y que se resumen, en un caso, en
una propuesta progresista pero de muy corto plazo y en el otro en una
preliminar visión conservadora de replicar el "modelo cruceño" en el
conjunto del país.
Eso es lo que tenemos a solo 13 días, y una consolidación positiva de las
tendencias ya marcadas dependerá de otros dos factores: el institucional
donde el rol del gobierno transitorio (libre ya de lastres electorales, pero
todavía preso de irregularidades) y del Tribunal Supremo Electoral son
esenciales para la transparencia de los comicios y para el mantenimiento del
orden público. Y, sin duda, el factor social, el de los electores qué debemos
concurrir masivamente a las urnas, sin olvidar los recaudos que obliga la
pandemia pero con la idea firme de cerrar la transición electoral, y abrir un
camino más visible de renovación gubernamental y de gobernabilidad
democrática para, a partir de ello, esperar mayor talla y compromiso de
quienes, por nuestro voto, de candidatos se transformarán en gobernantes y
ojalá en conductores.
Juan Del Granado
¿RENOVACIÓN Y GOBERNABILIDAD EN 2da VUELTA?
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