Los últimos días, toda la atención se ha volcado a la acción represiva del gobierno y al intento de imponer la narrativa de que no hubo fraude sino golpe. Es una estrategia de la cúpula evista para recuperar el mando del gobierno y del proyecto político.
Mas allá de las preferencias político-partidarias, el pueblo boliviano esta harto de abusos de poder, violencia y atropellos, vengan de Quintana o de Murillo, pero sin embargo esas acciones persisten.
¿Por qué? Por debilidad.
Un gobierno que gano con el 55% de los votos las elecciones del año pasado, se encuentra débil. Tiene un cáncer interno que gradualmente avanza en la toma de decisiones y que no responde al mando de Arce-Choquehuanca; tiene unas organizaciones de base que durante la campaña pidieron alejar a esa cúpula del gobierno porque usó los postulados del proceso de cambio para disfrutar del poder, no pudieron lograrlo y gradualmente les ceden el mando; tiene sectores que han optado por postularse con otras siglas y abandonar el MAS para retomar el proceso y para librarse de los evistas; y además, han sufrido un duro embate en las elecciones subnacionales.
El MAS perdió las elecciones en 8 de los 10 municipios que concentran a la mayor parte de la población nacional: La Paz, El Alto, Santa Cruz, Cochabamba, Tarija, Potosí, Trinidad y Cobija. Solo gano en Sucre, con empujón del Tribunal Electoral Departamental que no aceptó la denuncia probada de 128 mesas observadas por manipulación y debía repetirse la votación en 3 meses y decidieron no hacerlo. La diferencia de votos entre el MAS y R-2025 es de 344 votos
También gano en Oruro, con una diferencia de 2.275 votos. Aunque gana, no son los cómodos triunfos por 10, 20 o 30 puntos que tenían sobre el segundo. Son muy pocos votos.
El MAS perdió la gobernación del Beni, pasó al tercer lugar en Santa Cruz, y hay segunda vuelta para elección de gobernadores en La Paz, Chuquisaca, Tarija y Pando. Solo ganó en Cochabamba, Oruro y Potosí. Y dado el escenario de ausencia de Estado de Derecho y de confrontación que están generando puede perder la segunda vuelta en las cuatro gobernaciones.
Pero sus problemas no terminan allí. Las subnacionales muestran que existen nuevas fuerzas políticas que penetran los territorios que eran de exclusiva presencia del MAS, empiezan a fortalecerse organizaciones políticas departamentales y municipales que vienen de escisiones del MAS y que siguen creyendo en el proceso de cambio, pero ya no en el MAS, menos en Evo Morales. Si bien los partidos de sigla nacional no han logrado ganar presencia y apoyo en los pequeños municipios, hoy existen decenas de organizaciones políticas que le merman el voto al MAS.
Para poner un ejemplo, en La Paz el MAS ganó la mayoría de los municipios, pero también ganaron el Movimiento por la Soberanía (MPS), Juntos al Llamado de los Pueblos (J.A.LLALLA.L.P.), Venceremos (V), Marka de Ayllus y Comunidades Originarias de Jesús de Machaca (MACOJMA), Cabildo de Ayllus Originarios S.A.M (CAOSAM), Consejo Originarios Taraqu Marka (CAOTM), entre otros.
Aquellos ciudadanos que antes se sentían representados por el MAS hoy postulan organizaciones propias. El daño que Evo Morales y su cúpula le hicieron al denominado "proceso de cambio" empieza a cobrar la factura. Podrán encarcelar a todo el mundo, pero por supuesto, eso no los acerca de nuevo al poder, están cada vez más lejos.
Cuando la legitimidad es alta no se hace necesario utilizar la violencia.
El uso de la fuerza es muestra de debilidad
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