A fuerza de repetir y crear costumbre, en el imaginario de gran parte de la población ha quedado instalado el supuesto "educación es lo mismo que escuela"; para ser precisos, se asume de manera equivocada que educación es sinónimo de escolarización. La escuela, la institucionalidad de la escolarización, es aquel centro donde se imparte enseñanza en distintos niveles: preescolar, primario, secundario y superior/ universitario; en ella interactúan el currículo pre-establecido, docentes, estudiantes, infraestructura, mobiliario, reglamentos, planes, etc. La educación es mucho más que escuela, basta decir que se desarrolla en el mundo del llamado Sistema Educativo y mucho más fuera de él — comunidad, barrio, medios de comunicación social, centros productivos, redes sociales, etc.—, en la vida misma.
Con esta perspectiva, la normativa vigente en Bolivia reconoce la necesidad de mirar más allá de la educación formal, regular o escolarizada. La propia Constitución Política del Estado asume esa situación; en el artículo 90, parágrafo III, determina: "El Estado, a través del sistema educativo, promoverá la creación y organización de programas educativos a distancia y populares no escolarizados, con el objetivo de elevar el nivel cultural y desarrollar la conciencia plurinacional del pueblo." Por esa misma razón, la Ley de la Educación Nro. 70 "Avelino Siñani – Elizardo Pérez", en el artículo 3, inciso 11, referente a las bases de la educación establece: "Es educación de la vida y en la vida, para Vivir Bien", mientras que ambas normas determinan como mandato constitucional que: "El Estado y la sociedad tienen tuición plena sobre el sistema educativo, que comprende la educación regular, la alternativa y especial, y la educación superior de formación profesional. El sistema educativo desarrolla sus procesos sobre la base de criterios de armonía y coordinación."
Así, en la práctica, principalmente en la última década, por sus políticas públicas, propósitos y cobertura de acción, el Ministerio de Educación deja de ser el Ministerio de la Escuela; se crea una estructura organizativa que a nivel nacional comprende tres viceministerios, uno de ellos, el de Educación Alternativa y Especial y a nivel departamental tres subdirecciones; y, lo que es más significativo, se abren o fortalecen oportunidades educativas pertinentes para la diversidad de la población: Educación para personas con discapacidad; Educación para estudiantes con talento extraordinario y dificultades en el aprendizaje; Educación en casa para niñas, niños y jóvenes que por su discapacidad grave o muy grave no pueden asistir a las instituciones educativas; Educación para personas en contexto de encierro; Educación para jóvenes que prestan su servicio militar; Educación para trabajadoras asalariadas del hogar; Educación para niñas/os que se encuentran internados en hospitales; Educación para poblaciones en zonas de ribera, fronteras y en situación de cautiverio; Educación para productoras/es, trabajadoras/es, organizaciones sociales, comunitarias y productivas; Educación Alternativa para poblaciones migrantes; Certificación de competencias para personas que desarrollan capacidades en la práctica; Alfabetización y posalfabetización; Educación para personas jóvenes y adultas, etc., son fiel testimonio de las políticas sociales-educativas de carácter democrático, inclusivo y plural.
Distintos grupos sociales que, en épocas pasadas, fueron marginados, poco atendidos o ignorados en su necesidad de contar con una educación que asegure la continuidad de sus estudios y la solución concreta de sus expectativas de formación encuentran importantes oportunidades educativas. La educación para la diversidad es la reivindicación de la dignidad de estas poblaciones y es un acto de equidad y justicia social, es reconocer y garantizar el derecho a la educación a lo largo y ancho de la vida, es decir, en cualquier periodo de edad y de respuesta a la diversidad, con un principio fundamental: pertinencia social y cultural.
La práctica también nos muestra una constante lucha entre el olvido, el menoscabo y la valoración de estas formas de educación. En tiempos de pandemia en los cuales se trabaja para que niñas/os y jóvenes tengan procesos educativos en las mejores condiciones, también es de justicia social y un derecho fortalecer la educación para la diversidad. Es de esperar que la educación no se reduzca a solo al concepto tradicional de escuela.
Noel Aguirre Ledezma es educador popular y pedagogo. Fue ministro de Planificación del Desarrollo y viceministro de Educación Alternativa y Especial.
Educación para la diversidad
❮
❯