«La pandemia exacerbó las diferencias entre bolivianos en lugar de unirnos»

La obra, que cuenta la crisis sanitaria desde la voz de una niña, llega mañana a las librerías del país. "La coyuntura propone y el escritor dispone; el reto es trascenderla", asegura Paz Soldán.

De las múltiples maneras de vivir la pandemia, Edmundo Paz Soldán eligió la más difícil de narrar: la de una niña de 12 años, preadolescente ya, que es testigo de la destrucción de su mundo a causa de un bicho invisible. Allá afuera hay monstruos, la más reciente novela del escritor boliviano más internacional, llega mañana a las librerías.
Empezó hace un año como un diario de la pandemia que Edmundo comenzó a escribir a la par de la cuarentena en Ithaca, la ciudad estadounidense donde reside. El nuevo proyecto se unió a otro antiguo: hacer un "remake" de Cartucho, una novela sobre la revolución mexicana escrita por Nellie Campobello hace 90 años, en 1931.
Esa obra narra el horror de la guerra desde la voz de una niña. Paz Soldán asumió también el desafío de narrar la pandemia desde una perspectiva infantil. El resultado es una novela de ciencia ficción "muy realista", como definen sus editores.
Allá afuera hay monstruos narra la historia de una preadolescente , hija de una enfermera de la unidad de urgencias, que vive en La Estrella, que podría ser cualquier ciudad latinomericana de provincia. A la niña le toca vivir el descalabro social, político y económico que provoca en su país la llegada de una epidemia. Pese a la letalidad del virus que ataca, el gobierno prioriza la economía antes que el plan de emergencia. La crisis sanitaria asume tal dimensión que deriva en un rebelión regional.
Con ese argumento, la novela fue una de las primeras en abordar el tema de la pandemia del coronavirus. Fue publicada a fines de enero por la editorial chilena Los libros de la mujer rota. La edición boliviana llega mañana a las librerías con el sello de Nuevo Milenio y una portada ilustrada por la artista paceña Daniela Rico.
Desde EEUU, Paz Soldán responde las preguntas de Página Siete y aborda las ficciones de la pandemia y las realidades de la literatura.
Cada uno ha afrontado la pandemia de distinto modo. ¿Cómo la vivió desde Ithaca y cómo, desde allí, vio la situación en Bolivia?
Nueva York, donde se encuentra Ithaca, fue el primer estado de los Estados Unidos que recibió el impacto brutal del virus en marzo y abril del año pasado; vivíamos con la ansiedad de tanta muerte y desolación en torno nuestro, con la universidad cerrada y un confinamiento a medias, con los cables cruzados producto de los desencuentros políticos: el gobernador pedía que se cerrara la economía, el presidente pedía que se la abriera. Pensé que si eso ocurría en un país con un sistema de hospitales avanzado –aunque sin un seguro universal de salud–, Bolivia también lo iba a pasar muy mal. Fue como vivir varias crisis a la vez, porque cuando las cosas mejoraron en Ithaca todo comenzó a ponerse mal en Bolivia y se inició la preocupación por los amigos, la familia, etc. Una preocupación y una ansiedad que, por cierto, continúan y se trasladan a otros aspectos de la crisis: ojalá las vacunas lleguen con rapidez y que el gobierno logre armar un plan de vacunación efectivo para la población.
Allá afuera hay monstruos es un homenaje y un diálogo con Cartucho de Nellie Campobello. ¿Cómo relaciona una historia de la revolución mexicana escrita en los años 30 con la de una pandemia tan actual?

Lo que me interesaba sobre todo era la estructura: un conflicto político narrado por una niña desde un departamento enfrentado a la capital. A partir de ahí, intenté que cada sección tuviera algo del libro de Campobello: a veces es apenas una palabra, otras un par de líneas de descripción, otras la reescritura es mayor.
Uno de los riesgos de la novela es que asume la perspectiva de una niña , tal como pasa en Cartucho. ¿Está satisfecho con el resultado del artificio literario, es verosimil?
Las varias versiones que tuvo la novela fueron sobre todo para dar con el tono y la mirada de alguien que no es adulta, pero tampoco ya es del todo una niña. El principal trabajo fue con el vocabulario, traté de eliminar palabras altisonantes para hacer más cercana a la narradora, eliminé explicaciones científicas, etc. Obviamente, que sea joven no la hace ingenua: ella tiene sus ideas políticas, sus diferencias con su madre y con la líder del movimiento, Elsa Acosta, pese a todo lo que las admira.
En la novela el virus provoca una crisis política y la separación del país. ¿Cree que ese peligro asoló, en los hechos, a Bolivia? ¿Qué fue/es lo peor del manejo de la pandemia?
Nosotros ya estábamos inmersos en una crisis política; pensé que la pandemia era un desafío tan grande que necesitábamos dejar de lado nuestras diferencias para enfrentarnos a ella, pero fue al revés, la crisis las exacerbó. Es cierto que al gobierno le tocó enfrentarse a la crisis con una infraestructura muy precaria, pero creo que lo peor en el manejo fueron los casos de corrupción que se añadieron a esa débil infraestructura de salud que se heredó.
Según comentó la novela tiene base real, ¿sigue siendo una obra de ciencia ficción?
Las distopías suelen estar ambientadas en el futuro. En este caso es como si en vez de irte al futuro para narrar la distopía ahora solo tengas que abrir la puerta de tu casa para encontrarte con ella.
La obra suma otro destino a su cartografía literaria. ¿La ciudad La Estrella se basa en alguna boliviana?
Pensaba más bien en una ciudad alejada de la capital y ubicada al lado de un monte, de una selva que la tienen un poco aislada del resto del país, y que es parte de un departamento con pulsiones autonomistas e incluso independentistas. Está inspirada en paisajes y hechos de Bolivia pero he tratado de que no sea tan obvio. Traté de calibrar el relato para que mantuviera el diálogo con los paisajes del libro mexicano que me sirvió de punto de partida.
Allá afuera hay monstruos es una de las primeras novelas de la pandemia, ¿de qué manera determina la coyuntura los temas de sus novelas? ¿Dónde queda el mundo personal del escritor más allá de la actualidad?
La coyuntura propone y el escritor dispone; es el punto de partida, pero el desafío consiste en trascenderla, de modo que cuando esa coyuntura pase el libro siga vivo. Uno no sabe qué de la coyuntura podrá interesar, aunque en este caso intuí desde el principio que quería escribir algo al respecto, para dejar un pequeño testimonio de algo tan grande. Pensé que iba a ser en forma de diario personal, pero luego se transformó en ficción. En cuanto al mundo del escritor, pues, si lo tienes, el trabajo con la escritura consiste en tratar de hacerlo aparecer.
Había anunciado antes la novela La mirada de las plantas, ¿cuándo se publica? ¿Ya trabaja en otro libro?
La mirada de las plantas la publicará la editorial mexicana Almadía y Nuevo Milenio en Bolivia, pero la pandemia trastocó los planes editoriales y ahora no sé todavía en qué momento tienen pensado lanzarla, si en la segunda mitad de este año o el próximo año.
Tengo un libro de cuentos avanzado, sobre el impacto de las nuevas tecnologías en la vida cotidiana; se llama La vía del futuro.
Han pasado en Estados Unidos cosas inimaginables, como la toma del Congreso. Después de Trump ¿cómo ve la situación de los latinoamericanos en el país donde reside?
Hay más alivio al ver que desde el poder no se estigmatiza a los latinoamericanos, no se emite un discurso xenófono contra nosotros. La situación migratoria también se aliviará un poco, aunque eso no quiere decir que los demócratas sean radicalmente opuestos a los republicanos o tengan la solución definitiva a un problema complejo.
Otra cosa interesante es que, aunque el voto latino es a favor de los demócratas en alrededor de un 70%, la inmigración latinoamericana es muy variada y no vota como un bloque: los cubanos y venezolanos en Florida son pro-Trump sin matices, mientras que los mexicanos y centroamericanos en California y el sudoeste son más bien demócratas.
En La peste, Albert Camus define la plaga como un mal sueño. ¿Cómo siente que la hemos vivido hoy? ¿Será que hemos aprendido algo?
La estamos viviendo como una pesadilla muy real, asombrados ante los avances impresionantes de la ciencia en el tema de las vacunas, a la vez que lidiamos con la proliferación del negacionismo científico y las teorías conspiratorias en las redes y con la politización de las cosas más básicas en la lucha contra el virus, como el uso del barbijo. Todo eso me hace pensar que la humanidad no está preparada para hacerle frente a algo más grave que se viene –que en realidad ya está ocurriendo– apenas pase la pandemia: la emergencia climática.
Allá afuera hay monstruos se publicó en enero en chile con el sello Los libros de las mujeres rotas. En Bolivia se lanza con la editorial cochabambina Nuevo Milenio.
Tapa La ilustración de tapa es una xilografía de la artista Daniela Rico.
Distribución La preventa se realiza en territorio nacional a través de venbo.shop y mediante la editorial Nuevo Milenio. Este lunes 1 de marzo se distribuirá en librerías de todo el país.
Argumento Narra la historia de una preadolescente que se enfrenta a una fatídica epidemia, además de ser testigo del turbulento escenario político y social provocado por la crisis sanitaria.
HOJA DE VIDA
Autor Nacido en Cochabamba en 1967, ha publicado 12 libros de novela y cuento.
Carrera Doctor en Literatura Hispana, es docente en la Universidad de Cornell (EEUU).
Premios Juan Rulfo de cuento (1997) y el Premio Nacional de Novela (2002) por El delirio de Turing, entre otros.