Brasil está semiparalizado. La mitad del país trabaja a media marcha este sábado luego de que varios estados aplicaran nuevas medidas para restringir la movilidad y evitar un colapso del sistema de salud ante el fuerte avance de la pandemia que no da tregua en el gigante suramericano.
Toques de queda en la noche y durante la madrugada y el cierre total de establecimientos comerciales, salvo aquellos que brindan servicios esenciales, comenzaron a ser aplicados con fuerza este fin de semana en 13 de los 27 estados del país.
La intención es disminuir la movilidad de las personas para frenar la propagación del virus que, tras su llegada al país, el 26 de febrero de 2020, hace ya un año, ha dejado en Brasil unas 253.000 muertes y 10,5 millones de infectados.
En la actualidad, Brasil enfrenta un aumento nunca antes visto en el número de muertes por covid y la situación del sistemas de salud en la mitad del país es crítica, ya que las Unidades de Cuidados Intensivos (UTI) están a punto de desbordar su capacidad.
Hace apenas dos días, Brasil registró 1.541 muertes por el coronavirus, el segundo mayor número de fallecidos en un año, tan sólo superado por el del 29 de julio pasado (1.595 óbitos), cuando el país estaba en el pico de la primera ola de la pandemia.
Desde la noche del viernes, los estados de Sao Paulo, Ceará, Paraná, Paraíba, Bahía, Piauí, Mato Grosso y Pernambuco iniciaron toques de queda que se prolongaron hasta la madrugada y que se extienden por entre 7 y 10 horas.
Mato Grosso do Sul prorrogó por quinta vez y por 15 días más el toque de queda que viene aplicando desde el 11 de diciembre y otras regiones como Acre y Santa Catarina endurecieron las medidas que ya venían implementando desde días atrás.
Por su parte, Brasilia, la capital del país, cerrará a partir de este domingo y por tiempo indeterminado "todas las actividades comerciales e industriales" de la ciudad, excepto servicios esenciales y "cultos, misas y rituales de cualquier credo o religión".
PROTESTAS EN SAO PAULO
En Sao Paulo, el estado más poblado e industrializado de Brasil, con unos 46 millones de habitantes, el toque de queda comenzó la víspera a las 23.00 horas.
En la capital homónima, aunque bares, discotecas, restaurantes y centros comerciales estaban cerrados, muchas personas seguían circulando en las calles e incluso algunos se unieron para protestar por la medida en la icónica Avenida Paulista, la más importante vía de la ciudad.
Un pequeño grupo de manifestantes, sin tapabocas, vestidos con camisetas amarillas y armados con la bandera de Brasil, pidió la destitución del gobernador Joao Doria mientras gritaban "¡lockdown no!".
Aunque fueron anunciadas multas para quienes violaran la norma, las autoridades solo realizaron orientaciones pedagógicas a quienes transitaban la víspera por las calles después de las 23.00 horas.
La medida regirá hasta el próximo 14 de marzo y estará vigente en los 645 municipios paulistas en momentos en que la región vive un recrudecimiento de la crisis sanitaria y tiene más de 6.500 pacientes hospitalizados por la covid, un número nunca antes visto desde que la pandemia llegó al país.
La restricción de la circulación de personas en Sao Paulo se suma a otras medidas que ya habían sido adoptadas por el gobernador Doria como la restricción de horarios para bares, restaurantes y comercios durante el resto de la jornada.
ALARMAS POR OCUPACIÓN EN UCI: "UN ESCENARIO NUNCA ANTES VISTO"
En Brasil hay 13 estados en situación crítica por las altas tasas de ocupación de Unidades de cuidados Intensivos y 17 capitales regionales al borde del colapso, con más del 80 % de sus camas ocupadas, una situación que, para la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), el principal centro de investigación médica de América Latina, "revela el peor escenario jamás observado", desde el inicio de la pandemia.
"Veníamos viendo una tendencia en ascenso de los casos pero para el último boletín fue un shock", aseguró a Efe Margareth Portela, investigadora del Observatorio Covid-19 de la Fiocruz.
De acuerdo con la experta, en septiembre el panorama mostraba cierta mejoría pero con el paso del tiempo "fuimos viendo como la situación empeoró hasta llegar a lo que estamos viendo".
Desde hace más de un mes, el promedio de muertes por covid sobrepasa las 1.000 diarias y el de contagios se sitúa cerca de los 50.000, una situación que, para la investigadora, "no puede tratarse como una nueva normalidad".
De acuerdo con el último boletín del Observatorio, la transmisión de la covid en el gigante suramericano es "intensa" y no se muestra una tendencia a la baja en contagios y muertes en ningún estado.
Para el Observatorio, si bien el endurecimiento de las medidas ayuda a frenar los contagios, es necesario implementar acciones más amplias que involucren a todos los sectores de la sociedad y que estén integradas en los diferentes niveles de Gobierno.
Según la investigadora, acciones como limitar los traslados de personas en el interior del país y hasta cerrar las fronteras para pasajeros podrían ayudar a disminuir de forma más efectiva los contagios.
Esta segunda ola que se muestra más virulenta en el país parece haber sido provocada por la circulación de nuevas variantes del virus, entre las cuales la llamada mutación brasileña que ya está presente en 17 estados y que ya ha llegado incluso a otras regiones del mundo como Japón, que detectó por primera vez la nueva cepa.
La Fiocruz ve la vacunación como la única medida real para controlar la pandemia en Brasil, un proceso que se viene realizando a cuentagotas pero que puede reactivarse en breve con la llegada de más insumos para poder producir vacunas en suelo brasileño.
La pandemia vuelve a tomar fuerza en Brasil y semiparaliza al país
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