Las centrales hidroeléctricas de Jirau y Santo Antônio en el mayor afluente del río Amazonas se han convertido en un experimento evolutivo en tiempo real, aislando una población de delfines de Bolivia y Brasil.
delfin
Son los señores del río, de color rosa y resplandecientes mientras se deslizan por las turbias aguas de la cuenta alta del río Madeira. Desde que todos pueden recordar, este poderoso afluente, el más grande del río Amazonas, ha sido su hogar.
En el pasado, el aura mitológica que ha envuelto el mundo de estos delfines les ha permitido ganarse una suerte de respeto en las comunidades ribereñas, indígenas y pescadores locales de distintos lugares de la Amazonía boliviana. Y de cierta forma, salvarse de la caza indiscriminada.
Varias de estas leyendas muestran al bufeo (Inia boliviensis) como un "seductor" que conquista a las mujeres de los pueblos, quienes una vez enamoradas de este, desean pasar todo el tiempo junto al río, hasta terminar arrojándose a él para estar siempre al lado de su amado bufeo.
Sus características únicas -- una mayor cantidad de dientes, un cráneo más pequeño y un cuerpo de apariencia maciza -- los han distinguido de otros delfines de agua dulce. Pero es su color, un tono rosa claro que brilla al sol, lo que hace que estos delfines sean venerados.
Pero esta popularidad local no ha sido suficiente para salvarlo de las grandes amenazas a las que hoy se enfrenta, a causa de las represas del río Madeira.
Empobrecimiento genético
Adn delfínLa distinción con su pariente más cercano –I. geoffrensis– se produjo gracias a las barreras naturales, cascadas y rápidos, que aislaron hace miles de años a parte de la población. Mientras que el I. geoffrensis se encuentra en Venezuela, Colombia, Perú, Brasil y Ecuador. Los I. boliviensis, como su nombre lo indica, sólo están presentes en Bolivia.
Especies de delfines
Sin embargo, según estudios más recientes, este aislamiento natural nunca ha sido una prisión definitiva. Ya que los bufeos pueden realizar migraciones regionales y visitar a sus parientes más cercanos que viven debajo de los rápidos del río Madeira. Cuando se encuentran, los dos delfines pueden incluso aparearse entre ellos y permitir una hibridación de la especie.
Pero la construcción de las presas hidroeléctricas de Jirau y Santo Antônio hace aproximadamente una década en la cuenca del río Madeira aislaron definitivamente al Inia boliviensis de su pariente el Inia geoffrensis, dejando inclusive una población de delfines atrapados entre las dos grandes presas. Una de las múltiples consecuencias que este tipo de infraestructura tiene sobre los ecosistemas amazónicos.
Rio Madeira, mapa
Ubicadas en el estado de Rondonia, Brasil, a unos cientos de kilómetros del departamento de Beni, Bolivia, las represas de Santo Antônio y Jirau comenzaron a funcionar en 2012 y 2013 respectivamente. Juntas tienen una capacidad de más de 7300 MW, lo que las convierte en unas de las más grandes que se hayan construido en Sudamérica y las más grandes jamás implementadas en un río amazónico occidental, cuyo origen está en los Andes.
Sus inicios se remontan a hace poco más de una década, cuando en 2008, el gobierno del entonces presidente brasileño Luís Inácio Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores (PT), concedió a los empresarios privados el derecho de construir dos grandes presas hidroeléctricas en el río Madeira.
Río Madeira 2018Río Madeira 1984
Los propios asesores técnicos del organismo ambiental brasileño, IBAMA, llegaron a desalentar la construcción de las centrales hidroeléctricas, debido a los altos impactos que causarían en las especies de peces migratorios, en particular los grandes bagres. Pero el propio gobierno de Lula hizo caso omiso de los análisis de sus técnicos y siguió adelante.
Como medida de mitigación, las dos plantas implementaron sistemas de transposición de peces. En teoría, esto aseguraría que las especies migratorias pudieran seguir transitando las aguas del Madeira. Sin embargo, ninguno de estos sistemas fue diseñado para satisfacer el flujo de los mamíferos acuáticos, como los bufeos.
Así lo alertó un artículo publicado en enero de 2014 en la revista académica Conservation Genetics, en el cual investigadores de la Universidad Federal de Amazonas y del Instituto Nacional de Investigaciones Amazónicas (INPA) afirmaron que, "recientemente se han construido dos presas en la región de los rápidos; ninguna de ellas tiene un mecanismo para mantener la conectividad entre las regiones situadas aguas arriba y aguas abajo, y junto con los cambios antropogénicos en el régimen hidrodinámico y la ecología fluvial probablemente tendrán graves consecuencias a largo y corto plazo para I. boliviensis y otros taxones acuáticos".
Y las "graves consecuencias" que alertaron los científicos de la Universidad Federal de Amazonas y del INPA, fueron también señaladas por los investigadores del Instituto Mamirauá y la WWF de Brasil, luego de revisar las opiniones y notas técnicas del Ibama durante y después del licenciamiento ambiental de las dos presas. Y fue así que estos investigadores revelaron que hoy en día hay una población de unos 50 a 100 bufeos atrapados entre Jirau y Santo Antônio.
Aunque en un principio, a lo largo del año 2012, cuando las distribuciones geográficas de Inia boliviensis y de Inia geoffrensis no eran bien conocidas, la represa Jirau indicó que la construcción de la presa facilitaría inclusive un contacto más intenso entre ambas especies, algo que ocurriría con la inundación de las barreras naturales que los separaban, es decir, las cascadas y los rápidos. En otras palabras, el milenario aislamiento de Inia boliviensis terminaría por la fuerza.
Incluso, en los estudios genéticos realizados por Jirau durante el 2012, demostraron que antes del cierre de las compuertas ya se observaba individuos de Inia boliviensis aguas arriba y aguas abajo de cinco grandes cascadas, lo que indicaría, por tanto, que la presa no representaría barreras insuperables. Así pues, en ese momento se consideró que no era necesario adoptar medidas de mitigación.
Sin embargo, un dictamen técnico de 2018, elaborado por la propia empresa concesionaria de Jirau, Energia Sustentável do Brasil (ESBR), confirmó que la represa promovió el aislamiento de las poblaciones de Inia boliviensis justo aguas arriba. Y por primera vez se señaló que, "se solicita a la ESBR que incluya en el proyecto ejecutivo de conservación de la fauna que se presentará al IBAMA, acciones de compensación ambiental relacionadas con esta población de cetáceos aislada entre las dos presas."
¿Y qué ocurre cuando una población de delfines de río queda atrapada entre represas?, le consultamos a la bióloga Miriam Marmontel, una de las principales investigadoras de cetáceos en Brasil, del Instituto Mamirauá. Ella nos señaló que aunque se sabe muy poco sobre la situación de estos bufeos, este tipo de confinamiento representa un empobrecimiento genético que a la larga los condena a desaparecer. "Son relativamente pocos animales y la tendencia es que se enfermen, no sabemos en cuánto tiempo."
Miriam Marmontel
Y aunque varias notas técnicas del Ibama, pidieron a los empresarios que vigilen constantemente las poblaciones de bufeos que quedaron atrapados por las hidroeléctricas, los investigadores a los que se refiere este reportaje afirman que hasta ahora no hay un verdadero esfuerzo de vigilancia por parte de las empresas.
Fue así que cuando les hicimos la consulta, las empresas minimizaron los impactos causados. En el caso de Santo Antônio Energía, respondieron nuestra solicitud de información indicando que los análisis anteriores mostraban poblaciones solo aguas arriba de la planta, y no entre las dos represas, lo que según ellos, no impediría que los delfines se reprodujeran.
Esta empresa a través de su oficina de prensa también respondió que:
"Santo Antônio Energía analiza la posibilidad de realizar un monitoreo poblacional o un análisis genético de estas especies para saber si el número de individuos se mantiene constante y si hay viabilidad de reproducción entre ellos. La vigilancia de la especie depende de la autorización del Ibama".
En el caso del consorcio ESBR, propietario de la planta de Jirau, la nota de respuesta enviada por su oficina de prensa le restó importancia a lo que ellos mismos afirmaron en 2018, ya que destacaron que hasta ahora sus monitoreos no han indicado cualquier suerte de problema que esté afectando a los delfines.
"[La empresa] ha estado cumpliendo con los requisitos de la licencia ambiental, con la renovación de su licencia otorgada en 2019 por el IBAMA por otros diez años. Se cumplieron debidamente las acciones indicadas en la licencia, por lo que se realizaron decenas de campañas de monitoreo en el Área de Influencia Directa, verificando la existencia de una sola especie de boto, Inia boliviensis, única especie presente en este tramo del río Madeira."
"...Se realizaron decenas de campañas de monitoreo en el Área de Influencia Directa, verificando la existencia de una sola especie de boto, Inia boliviensis, única especie presente en este tramo del río Madeira."
CONSORCIO ESBR
"Son relativamente pocos animales y la tendencia es que se enfermen, no sabemos en cuánto tiempo".
BIÓLOGA MIRIAM MARMONTEL
"Santo Antônio Energía analiza la posibilidad de realizar un monitoreo poblacional o un análisis genético de estas especies para saber si el número de individuos se mantiene constante y si hay viabilidad de reproducción entre ellos".
POR: EDUARDO FRANCO BERTON
Y GUSTAVO FALEIROS
Los delfines rosados del río Madeira
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