Yuval Noah Harari y las destrezas del futuro: "Una de las grandes batallas se va a librar entre privacidad y salud"

Según el autor de Homo Deus y De animales a dioses, dos habilidades de la humanidad marcarán la diferencia entre sobrevivir y sucumbir en las próximas décadas, y otro binomio protagonizará una de las grandes batallas del futuro: salud versus privacidad.

La revolución tecnológica es el tema central del siglo XXI. Así lo piensa el historiador y filósofo israelí, Yuval Noah Harari: en un mundo polarizado como el contemporáneo, existiría un acuerdo sobre aquello. Sin embargo, y paradójicamente, es quizá el tema que menos se comprende.

El filósofo plantea que, tanto para optimistas como pesimistas, la revolución tecnológica podría significar un momento tan bisagra como la revolución francesa.

Aunque advierte: "La revolución de la inteligencia artificial y la automatización no será
un evento único sino una cadena de revoluciones cada vez mayores".

"Así que la verdadera gran pregunta es psicológica. Como seres humanos, ¿tenemos la estabilidad mental y la inteligencia emocional para reinventarnos repetidamente?", señala el historiador.

En diálogo con Tom Bilyeu en Impact Theory, Harari subrayó que ambas habilidades marcarán la diferencia entre los que se adaptan y los que sucumben al escenario de variabilidad constante que ya presenta el siglo en curso.

"No estamos siquiera cerca del potencial máximo de la inteligencia artificial", apunta sobre una eventual revolución tecnológica.

Luego sigue: "La velocidad a la que se desarrolla solo se va a acelerar. Así que lo que realmente vamos a enfrentar es una sucesión de revoluciones en el mercado laboral, en las relaciones, en la política y en otros ámbitos de la vida".

Será una serie de cambios, dice: "Tendremos una gran perturbación en 2025, sí. Y tendremos una mayor en 2035, y tendremos una aún mayor en 2045. Y así".

Según Harari, uno de los pensadores más difundidos del presente —sus libros superaron los 27 millones de ejemplares en 60 idiomas—, los individuos y los gobiernos ignoran estas cuestiones cruciales.

"Creo que mucha de nuestra conversación pública se aboca a los temas equivocados o es en extremo confusa y opaca (...) Nos inunda un enorme caudal de información y no sabemos cómo entenderla. Para mí es importante orientar la atención de la gente hacia las preguntas principales. Trato de brindar algunas respuestas, también, pero no me importa mucho si no concuerdan conmigo en lo que respecta a las soluciones. Lo que importa es que estemos de acuerdo en las preguntas".

Entre ellas asoman las macro históricas: la relación entre el desarrollo de la humanidad y la biología del hombre, el vínculo entre la tecnología, la cultura y la naturaleza; la deriva de la historia y la realización del individuo y los desafíos de la sociedad contemporánea, el cambio climático y las perturbaciones sociales que causan los saltos tecnológicos.

La mejor inversión

Siempre en diálogo con Tom Bilyeu de Impact Theory, Harari destacó algunos asuntos clave del porvenir inmediato de la humanidad.

"Nadie sabe realmente cómo va a ser el mercado laboral en 2040: tú eras un conductor de camiones y ya no eres necesario, pero se creó una nueva demanda de instructores de yoga". Y así el camionero de 40 años se reinventa, aplica los saberes que le puedan servir de su experiencia antigua y adquiere nuevos conocimientos.

"Es complejo, pero de algún modo lo logra", añadió. "Entonces, 10 años más tarde, ya no hacen falta instructores de yoga".

En efecto, en la "serie de revoluciones cada vez mayores" que se avecinan, es muy difícil no pensar que surgirá una aplicación perfecta, conectada al cuerpo mediante sensores biométricos, que controlan la actividad completa del organismo en la secuencia de asanas de una práctica de yoga.

"Ningún instructor humano de yoga puede competir con eso. Te quedas sin trabajo", advirtió, "te tienes que reinventar otra vez, como diseñador de juegos virtuales. Y de algún modo lo logras. Pero 10 años más tarde… también esto se ha automatizado. Te tienes que volver a reinventar".

Bilyeu preguntó, dado que es imposible estimar las demandas del mercado de trabajo en apenas dos décadas, qué puede hacer una persona para prepararse. Pero Harari reorientó la inquietud: ya no existe, como a comienzos del siglo XX, una opción segura de profesión. "Se sabrá sobre la marcha", aventuró.

Mientras, la mejor inversión es "en inteligencia emocional y en equilibrio mental, y en esta clase de habilidades sobre cómo continuar cambiando y cómo seguir aprendiendo".