Eduardo del Castillo, ministro de gobierno de Bolivia: "No podemos ver la frontera como que a partir de esa línea el problema es del otro"


El ministro responsable de los temas migratorios y de seguridad fue clave para destrabar los acuerdos suscritos esta semana con Chile para permitir la reconducción de migrantes que ingresen a territorio chileno de manera irregular. "Los delincuentes no esperan, se organizan más allá de nuestras fronteras. Entonces, cómo no podemos organizarnos para trabajar más allá de nuestra frontera y en este caso con el gobierno chileno", señala.
Fue a comienzos de septiembre que se rompió el hielo. Tras varios años de idas y venidas, de intercambio de documentos y sigilosas negociaciones, Bolivia y Chile dejaron atrás históricas desconfianzas y lograron avanzar en acuerdos para regular temas migratorios y de seguridad en la frontera. Entre otros, se establecieron las condiciones que se deben cumplir para que Bolivia proceda a la reconducción de migrantes de otras nacionalidades que ingresen al territorio chileno desde Bolivia por pasos no habilitados. Se tata de un tema prioritario para acelerar la expulsión de extranjeros que siguen entrando a Chile de manera irregular, justo ahora que se teme el recrudecimiento de nuevas olas migratorias venezolanas.
Clave en esas negociaciones por el lado boliviano fue el ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo. A sus 35 años, el encargado de seguridad de Bolivia y miembro del equipo político más cercano al presidente Luis Arce, fue uno de los que lideraron las conversaciones con la Cancillería chilena y la misión diplomática de Chile en La Paz, que encabeza el embajador Fernando Velasco. El objetivo fue claro: trabajar sobre una agenda concreta que beneficie a los dos países en vez de cerrar la puerta a la espera de conversar sobre las diferencias que han separado a bolivianos y chilenos.
Del Castillo llegó el jueves en la tarde a Santiago para suscribir al día siguiente tres importantes acuerdos, calificados por la Cancillería y el Ministerio del Interior chilenos de "históricos".
"La mejor forma de generar políticas públicas es control, control y más control. Y a partir de ahí, dijimos, hay que firmar convenios con todo el mundo, hay que ponernos a trabajar sobre los problemas y dejar de mirar a un lado cuando existe o preexiste un conflicto, un problema sin solución. Y básicamente la frontera Bolivia-Chile se había convertido en ello", señala Del Castillo.
¿Cuáles son los alcances de estos acuerdos?
En materia de contrabando, básicamente nos obligamos voluntariamente a trabajar de manera coordinada y mancomunada, intercambiando información. El segundo acuerdo, que es muy importante para Bolivia, es el convenio de la tarjeta de tránsito fronteriza vecinal. Esto beneficia a las comunidades que viven en municipios bolivianos y localidades o comunas chilenas y que preexistían antes de la creación de los estados. Por tanto, se ha creado este convenio con una serie de requisitos, de obligaciones y deberes, para permitirles a aquellas personas que viven en zonas fronterizas estar en el otro territorio por un plazo máximo de tres días y posteriormente deben regresar.
El tercer convenio es sobre regulación migratoria, que permitirá la reconducción a Bolivia de extranjeros que ingresen de manera irregular al territorio chileno, algo que Chile venía pidiendo hace tiempo...
Ese es un convenio muy importante. Tiene varios objetivos. Dos de ellos de reciprocidad, es decir, regula de igual forma el ingreso de los chilenos a Bolivia y de los bolivianos hacia Chile. Pero también es de reciprocidad en cuanto a las sanciones. Era importante que unificáramos todas las sanciones cuando se hubiese vulnerado alguna norma migratoria o cuando se hubiera cometido un delito. Y hay dos temas importantes que hay que resaltar en este convenio. Uno de ellos es la reconducción, como se la cataloga en Chile y que nosotros la denominamos el reingreso o el retorno de migrantes. El convenio establece un mecanismo para proceder con la reconducción de aquellas personas independientemente de su nacionalidad que se encuentran a una distancia de hasta 10 kilómetros de la frontera con documentos adulterados o falsos, o que no hubieran pasado por un paso fronterizo regular y de los cuales haya indicios razonables y demostrables de que esa persona ingresó a uno de los dos territorios por el otro territorio. Si se cumplen esas condiciones, el otro país tiene la obligación de recibir a estas personas de terceros estados.
Y el otro tema, ¿cuál es?
Otorga un plazo máximo de 15 días a los trámites que permiten las migraciones tanto en Bolivia como en Chile. Hay mucha gente honrada, boliviana, que viene a trabajar en las temporadas agrícolas, en la etapa de siembra, de cosecha. Viene por la temporada y luego regresa a Bolivia. Y cuando solicitaba su trámite de residencia temporal, le respondían en 3, 4, 5 meses, cuando ya la temporada había concluido. Nosotros dijimos esa gente no quiere venir a delinquir. Necesitamos que tengan la información de quiénes son los bolivianos que están ingresando, agilizar la burocracia estatal y que les respondan en un plazo máximo de 15 días si es factible o no esa residencia temporal.
Hasta ahora Bolivia rechazaba el 93% de las solicitudes de reconducción de migrantes procedentes de terceros países y que entraban a Chile desde Bolivia. ¿Con la firma de este convenio, cuántas reconducciones piensan aceptar?
No podemos hablar de porcentajes. Lo que busca este convenio son las condiciones que se deben cumplir para que opere o se viabilice el reingreso o el retorno de estas personas. Antes de este acuerdo, Bolivia no podía recibirlos, porque podían agarrar en Chile a una persona con una tercera nacionalidad y buscar reconducirla vía Bolivia, pero sin tener ningún tipo de prueba o documentación que demostrara que hubiese ingresado a territorio chileno desde Bolivia.
¿Qué hizo cambiar de posición a Bolivia frente a este tema?
Hay dos elementos. Creo que aquí primó la predisposición de hacer bien las cosas por parte del gobierno que encabeza nuestro presidente, Luis Arce, y la predisposición de tener buenas relaciones con todos los vecinos de Bolivia, y obviamente Chile no iba a ser la excepción.
¿Qué logró destrabar este acuerdo que se venía negociando hace tiempo?
En septiembre vinimos y logramos suscribir un par de convenios que beneficiaban tanto a la comunidad boliviana como a la chilena, y de alguna manera podemos decir que se rompió el hielo tras años de conversación, de idas y venidas. Aquí pasa por un tema mucho más estructural. Hay gente que cuando se arruina un foco dice no lo voy a cambiar hasta que no arregle la puerta. Como no arreglé la puerta, no sirve mi foco y luego no sirve la ventana. Y luego de la ventana se me arruinó un sillón. Y la puerta sigue sin arreglar. Y eso es lo que estaba pasando en las relaciones Bolivia-Chile. Algunos piensan que mientras no solucionemos algunos problemas, los otros temas no los tocamos y así seguían creciendo los problemas entre ambos estados. Nuestro presidente Arce, que tiene una muy buena amistad con Boric, han podido decir, trabajemos sobre los temas que benefician a los pueblos de manera inmediata y, evidentemente, el tema migratorio, el tema delincuencial, de organizaciones criminales y del contrabando son prioritarios, no pueden estar supeditados a una agenda mucho más grande, porque los delincuentes no esperan, actúan de manera inmediata, se organizan más allá de nuestras fronteras. Entonces, cómo nosotros no podemos organizarnos para trabajar más allá de nuestra frontera y precisamente en este caso con todo el pueblo chileno y con el gobierno chileno.