Vacunas contra la covid-19: la escalada de tensión entre la UE y Reino Unido por los problemas de distribución de las dosis prometidas

Los líderes de Reino Unido y la UE intentan rebajar el tono en la disputa que los enfrenta por los problemas de distribución de las dosis prometidas de vacunas contra la covid-19, pero la tensión es patente. ¿Qué es lo que está pasando?

Los líderes de Reino Unido y la UE intentan rebajar el tono en la disputa que los enfrenta por los problemas de distribución de las dosis prometidas de vacunas contra la covid-19, pero la tensión es patente. ¿Qué es lo que está pasando?

Un hombre mayor recibe una vacuna en Cataluña

El proceso de vacunación está siendo más lento de lo previsto en algunos países europeos.
La disputa entre la Unión Europea y Reino Unido por los problemas de distribución de la vacuna contra la covid-19 vivió este viernes su jornada más agitada, con una serie de decisiones y rectificaciones que reflejan la tensión existente por la falta de las dosis prometidas.

En el centro de este conflicto se encuentra la farmacéutica AstraZeneca, cuya vacuna fue aprobada este viernes por la Agencia Europea del Medicamento para su administración a todos los adultos.

Sin embargo, el laboratorio anglo-sueco reconoció que no podrá cumplir con los compromisos de entrega de su vacuna en la Unión Europea, lo que levantó críticas de las autoridades europeas.

Así las cosas, la primera sorpresa del viernes llegó con la publicación por parte de la Comisión Europea del acuerdo firmado por el bloque europeo con AstraZeneca el pasado 27 de agosto.

En el documento aparecían tachados algunos datos importantes, como el número de dosis a distribuir cada mes y el costo de las mismas.

Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, exige transparencia en la distribución de la vacuna.
Otra de las sorpresas se produjo con el anuncio de la UE del establecimiento de controles sobre la exportación de vacunas fabricadas en su territorio, incluidas las destinadas a Irlanda del Norte.
La medida fue criticada tanto por la Organización Mundial de la Salud como por el gobierno británico, con la subdirectora de la OMS, Mariangela Simao, calificándola de "tendencia preocupante".