En apariencia, Legend Global era una firma para "estudios de mercado, realización de encuestas de opinión pública", según la documentación "legal" secuestrada.
Más de un millar de víctimas al día. Diez personas al mando de la empresa fachada. La red de ciberestafas descubierta el miércoles en Santa Cruz aplicaba préstamos, cobros y extorsiones que incluso recurrían a amenazas de muerte, en cuatro países.
El comandante general de Policía, Álvaro Álvarez, explicó el "modus operandi" de esta organización que operó primero en Colombia, pasó por Perú y desde diciembre se asentó en la capital cruceña, en el barrio de Equipetrol, en el segundo anillo, bajo una empresa fachada: Legend Global.
Fue el mayor operativo contra una banda de estas características en el país. De las instalaciones intervenidas se aprehendió a más de un centenar de personas, la mayoría trabajadores, generalmente universitarios con conocimientos en informática. Del total, quedaron 10, quienes son parte del esqueleto de esta compañía hilvanada perfectamente para la estafa y la extorsión mediante aplicaciones, redes sociales, telefonía y más.
"Estas 117 personas obedecían a una estructura organizacional de un grupo debidamente estructurado, que permitía no solamente captar a las personas, sino generar un proceso de capacitación y además esos empleados desarrollaban actividades día a día a través de imposiciones de matrices que esta organización criminal les asignaba", explicó Álvarez.
En apariencia, Legend Global era una firma para "estudios de mercado, realización de encuestas de opinión pública", según la documentación "legal" secuestrada. Contaba con su Número de Identificación Tribuntaria (NIT), pero en todo su tiempo de vida no realizó siquiera un sondeo.
Los empleados recibían una capacitación. Usaban cuatro aplicaciones para ofrecer préstamos. Los interesados accedían a una cláusula que, al ser aceptada, permitía acceder a todos los datos de sus teléfonos celulares: imágenes, contactos, cuentas de banco… Los préstamos tenían un interés altísimo, de 30 a 40%. Eso sí, cuando se otorgaba el dinero prestado a la víctima, el monto ya tenía el descuento del interés.
Cuando no se cumplía con los pagos, comenzaba la maquinaria de la extorsión. No bastaba con bloquear el número de la empresa fachada o deshacerse del número de teléfono, porque los ciberextorsionadores asediaban a los contactos de los prestatarios, sobre todo familiares y amigos. Más aún, cuando el deudor cumplía con su obligación, se le asignaba automáticamente otro monto y volvía a entrar al "círculo vicioso" de los intereses.
Los primeros mensajes de texto o llamadas telefónicas tenían tono amigable y si la víctima no cedía, comenzaban las agresiones y las amenazas inclusive de muerte. Para demostrar ello, Álvarez reveló un audio de un supuesto funcionario colombiano perteneciente a esta red: «Es plata o es plomo, te estoy diciendo de pecho y de frente. Tome una buena decisión".
"Esto generaba una psicosis en la persona que se veía obligada a pagar de cualquier forma. Les reitero, ahí están los registros que se han mostrado de las llamadas telefónicas y de que cada persona tenía aproximadamente 10 deudores para cobrar cada día. Lo que implica aproximadamente una cantidad de 1.080 personas que eran contactadas todos los días en el exterior de ese lugar", señaló el comandante policial.
Este "call center" realizaba los contactos a víctimas de Chile, Ecuador, México y Perú. Pero también había deudores bolivianos a esta organización criminal, los cuales eran presionados desde oficinas en Ecuador. Las pesquisas continúan y hasta ahora hay 10 imputados por los delitos de enriquecimiento ilícito de particulares con afectación al Estado y favorecimiento al enriquecimiento ilícito. Hoy será su audiencia cautelar.
Ciberestafadores contactaban más de 1.000 víctimas al día en cuatro países
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