Lo hablaron desde octubre de 2023. Buscaron echar la culpa a un tercero. Definieron el pago por el crimen. Y escogieron el lugar donde iban a enterrar los cuerpos. Gabriel Montalvo Rodríguez, el inquilino, y Luis Santos Salazar, el albañil, planificaron asesinar a Lindaura Vega y su hija Miranda Tejada.
El motivo era quedarse con el inmueble alquilado por Montalvo, en un contrato de anticrético de 51000 dólares, para lo cual pusieron las huellas digitales de las víctimas mortales sobre hojas blancas. José Luis Santos Salazar, hermano del albañil, actuó como cómplice de los asesinos.