Democracia Inédita


"... así, el envilecimiento de la política. Entonces, la "democracia inédita" inventada para justificar lo injustificable. De nuevo la patria humillada, sometida por la fuerza de las bayonetas y los tanques. El transitar de las ambulancias anónimas, cobardes, con paramilitares quienes, bajo órdenes del criminal de guerra alemán Barbie y de expertos argentinos, abusan, detienen, torturan y matan selectivamente.
Los autodenominados "novios de la muerte" ─despreciadores de la vida─ encabezados por mercenarios extranjeros neonazis, a nombre del gobierno militar de "reconstrucción nacional", pretenden revertir el proceso democratizador apenas iniciado.
La incertidumbre social y la inestabilidad económica dueñas del país. El pueblo y sus organizaciones políticas y sindicales tratando de resistir para impedir la consolidación de la infamia, oponiéndose a los afanes despóticos de la flamante dictadura. Las familias separadas, sus sueños truncados. La persecución y el miedo. Los allanamientos, los apresamientos: la represión. La noche que lo envuelve todo, que todo lo silencia con el terror de sus sombras; opacando la luz democratizadora que, pese a todo, se vislumbra como el desenlace de la pesadilla.

Por enésima vez los uniformados "Salvadores de la Patria", decretando el toque de queda de nueve de la noche a seis de la mañana. Así, la "Institución Tutelar de la Patria", ¡sí!, "tutelar" de nuestro atribulado país, mandando tanquetas a las calles; y el ulular de las sirenas, y el alumbrar de reflectores; las minas tomadas a sangre y metralla, fábricas controladas, universidades asaltadas y cerradas. Los campamentos mineros convertidos en "zonas militares". Los medios de comunicación censurados, otros prohibidos. La radio católica Fides y las radios sindicales destruidas. Clausurado el parlamento, políticos perseguidos; otros, desvergonzados, premiados. Durante meses, la "cadena radial nacionalista" y su propuesta de desinformación. Y, en el único canal televisivo, la novela argentina Rosa de lejos que, para los hogares bolivianos, no se encontraba tan lejos, más bien cerca, rutinariamente, a las nueve de la noche, en la tentativa de distraer, tratando en vano de aletargar.
En el sector público, "al servicio del país", militares de cualquier fuerza y graduación. Generales, mayores, o coroneles; aviadores y oficiales de corbeta ─resignados, por el momento y por insuficiente antigüedad, a no ser "presidenciables"─ ejerciendo de economistas, de planificadores, de médicos o profesionales de la prensa; fungiendo de ingenieros, a todo nivel y en toda la nación. Sinnúmero de "ministeriables". Por supuesto, de diplomáticos acompañados y asesorados por civiles reaccionarios; yernos y parientes, amigotes y políticos vividores. Las ambiciones personales desbordadas, zarandeando a la patria sin medida ni clemencia. Cóctel de acontecimientos a los que se suma la actividad delincuencial del narcotráfico que campea libre junto al contrabando, a gran escala, en aviones y camiones militares. "Bonos de lealtad", negociados, lavado de dinero, corrupción, producción y exportación de droga a discreción. A gusto y sabor del general García Meza y Arce Gómez, su coronel. ¡Uña y mugre!… ¡Flor de pareja!
Anomia social que, como peculiaridad dictatorial, modificará la correlación de fuerzas políticas a favor del pueblo. En consecuencia, el acelerado desgaste del régimen. Su consolidación: imposible. Su caída: cuestión de tiempo.
García Meza, autoritario en su delirio, junto a su ministro del Interior, todopoderosos dueños de destinos ajenos. Sin dar la talla; amenazantes, provocando. Forzados por el boicot y el bloqueo internacional, a ofrecer, para sus estimados "veinte años de gobierno", un programa de realizaciones donde destaca una economía autárquica, autosuficiente y desvinculada del mundo. Divulgándolo a los cuatro vientos, como grosero planteamiento sustentado en la producción de charque, chuño, quinua, papa, oca, coca en cantidad y, seguramente, soya, maíz y sobre todo yuca, mucha yuca. Y, por si algo faltara, llamas y alpacas como inverosímiles "camiones andinos", recorriendo el país a fin de industrializarlo.
La desconfianza dictatorial como resultado de sus propios miedos. La clasificación militar de los "buenos", de los "malos" bolivianos. Intento segregacionista, fascistoide; de visión tan chata que denigra, a la inteligencia ofende y la desprecia. Cuán lejano siento al país, donde transcurre el desgobierno de la dictadura que no se consolida. El fascismo que se empeña, la dictadura que no vacila y los tiranos, "taxativos", impunemente poderosos amenazan, provocan, humillan. Porque se debía "andar con el testamento bajo el brazo", dado que para los opositores no habrá perdón. Que se tendría que no ver, no sentir, no saber; en fin, a juicio de los "perdona-vidas", apenas sí, con su venia por ventura, agradecidos y desapercibidos, existir.
Así, un 15 de enero, de un zarpazo, los déspotas acaban con la vida de ocho revolucionarios. Sobreviviendo, asombrosamente, la única mujer que participaba en un encuentro conspirativo. El país privado, una vez más, de sus mejores hijos. Asesinato colectivo que devela la naturaleza del avasallamiento. La cobardía y la sinrazón empeñadas en negar el derecho a la vida, a la opinión, al respeto de la soberanía popular, a las posibilidades de transformación, a la igualdad de oportunidades y, ¿quién sabe?... ¿tal vez?, ¿por qué no?... a la felicidad; aunque... "no se tenga permiso".
Ante el exceso, el pueblo que resiste, y no claudica, que no se rinde. En tan adversas circunstancias, firme en su anhelo de libertad, de autodeterminación, desechando "tutelajes", venciendo imposibles..." Miguel Alzérreca Barbery