Un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) sobre las Inversiones Extranjeras Directas (IED) reveló que las inversiones provenientes del exterior se redujeron en Bolivia en un 104,5% entre 2021 y 2022, rompiendo la tendencia positiva que tuvo América Latina que, en el mismo periodo, tuvo un incremento del 55,2% de inversiones.
Según los datos de la CEPAL, Bolivia registró 584 millones de dólares en inversión extranjera en 2021 y -26 millones en 2022, con una diferencia absoluta de -610 millones, lo que implica una reducción del 104,5%.
Bolivia es el único país de América del Sur que tiene un registro negativo de inversiones extranjeras. Mientras que Uruguay muestra un incremento porcentual del 155% entre 2021 y 2022; Paraguay registra un aumento del 128%; Argentina, 123%; Brasil, 97%; Colombia, 76,4%; Perú, 46%; Chile, 31%; y, Ecuador, 28%, señala el informe de la CEPAL al que tuvo acceso Asuntos Centrales.
Inversiones en América Latina
La Inversión Extranjera Directa (IED) en América Latina y el Caribe se incrementó un 55,2% entre 2021 y 2022, alcanzando 224.579 millones de dólares, el máximo valor desde que lleva registro la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), parte de las Naciones Unidas.
La IED a la región no superaba los 200.000 millones de dólares desde 2013, "eso transforma al 2023 en un hito importante para toda la década", dijo José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la Comisión, en conferencia de prensa virtual desde Chile.
El gran benefactor de esta inversión fue Brasil, país receptor de 41% del total de las entradas, seguido de México con el 17%, Chile con el 9%, Colombia con el 8% y Argentina con el 7%.
Cerca de la mitad de estos recursos fueron de empresas que ya operaban en los países. "Esto puede atribuirse al hecho de que muchas empresas probablemente retuvieron sus ganancias en 2020 debido a los efectos de la pandemia de enfermedad por coronavirus, y en 2021 y 2022 dirigieron esas utilidades a la reanudación de sus actividades", señala el reporte publicado por la Cepal.
El segundo componente, con un 36% de las entradas, es de "aportes de capital", que refieren al dinero de empresas nuevas o que entran por primera vez a los países.
Por último, el tercer componente, es el préstamo entre empresas, también contabilizado como IED. En cuanto a los sectores, los servicios concentraron la mayor proporción de los recursos (54%), seguidos por la manufactura (30%) y recursos naturales. El informe encontró que, a pesar de que países desarrollados están pasando de invertir en producción de hidrocarburos a fuentes de energía renovables, y, por lo tanto, con menores emisiones de carbono, la inversión en hidrocarburos y en sector automotriz superaron a las de energías limpias.
"El sector de no renovables, aunque en el mediano plazo va de salida en el mundo y en la región, este proceso no va a ser súbito por la importancia que tienen tanto las reservas, como el consumo de combustibles fósiles en la región y también porque las energías renovables van a tomar tiempo", dijo Salazar-Xirinachs.
Por su parte, el sector de renovables está avanzando rápidamente y "está construyendo cada vez más capacidades competitivas que le permiten no solo avanzar en su propio proceso de descarbonización, sino el gran potencial de hacer una contribución a la descarbonización del mundo", agregó el secretario ejecutivo.
Con respecto a los países origen de los flujos, Estados Unidos (EE UU) y la Unión Europea (UE) se mantienen como los principales inversionistas en Latinoamérica. EE UU incrementó sus inversiones en un 46% con respecto al 2021, mientras que los recursos de UE crecieron un 20%.
"En las perspectivas futuras, evaluadas a partir de 2022, hay un mejoramiento, según se desprende de los anuncios de inversión" que se concentran en grandes proyectos de energías no renovables, aseguró Salazar-Xirinachs. El año pasado, "por primera vez desde 2010, los anuncios en carbón petróleo y gas fueron el sector con mayor participación en la región", informó.
La transición energética, el esfuerzo que Gobiernos de países desarrollados impulsan por dejar la extracción de combustibles fósiles para migrar a energías como la solar y la eólica, representa para América Latina una oportunidad para aportar al desarrollo productivo, enfatizó Salazar-Xirinachs. "Esto involucra la necesidad de una coordinación y alineamiento entre las políticas energéticas tradicionales y las nuevas políticas de desarrollo productivo", dijo el funcionario de la Cepal. "Hay incentivos que impulsan la inversión extranjera directa en energías pero es importante tener toda una serie de políticas complementarias en materia de desarrollo productivo, ciencia, tecnología, emprendimiento humano". A manera de conclusión, Salazar-Xirinachs dijo que para que este tipo de recursos impacten de manera equitativa a los territorios, y no se concentren en las ciudades, "eso no se puede forzar, no se puede
Las inversiones extranjeras cayeron 104,5% entre 2021 y 2022 en Bolivia, alerta la CEPAL
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