Encarcelado dos años por el supuesto fraude, el exvocal electoral Antonio Costas afirmó que una investigación al rol de la OEA en la crisis de 2019 implicaría para él y el país un "verdadero desagravio".
"El verdadero desagravio sería si se investiga la actuación de la OEA y se ve los documentos que derivaron en esos dos informes: el preliminar y el definitivo, y la actuación de la misión de observación", dijo.
El lunes, el Ministerio de Justicia organizó un acto de desagravio de seis exvocales del Tribunal Supremo Electoral (TSE), que en 2019 fueron detenidos acusados de operar un "fraude" en las elecciones del 20 de octubre.
María Eugenia Choque Quispe, expresidenta del TSE, fue reconocida junto a sus colegas de entonces Costas, Idelfonso Mamani Romero, Édgar Gonzales López, Lucy Cruz Villca y Lidia Iriarte Torrez.
Al acto asistió también Joel Hernández, representante de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), cuya misión visita Bolivia estos días para evaluar la situación de los derechos humanos.
Costas, encarcelado por el caso al menos dos años, consideró que el acto de desagravio fue "un paso" en la reparación personal por parte del Estado. "Era necesario ese reconocimiento", dijo el exvocal, quien insistió en que ese año no hubo fraude.
Consideró que fue "muy duro y cruel" el caso que le afectó, como a sus colegas. Cuestionó "el informe preliminar y sin firmas" de la OEA, que decantó el domingo 10 de noviembre de 2019 en la renuncia del entonces presidente Evo Morales.
En criterio de Costas, ese informe de la misión de la OEA degeneró en enfrentamientos sociales y políticos. Cuestionó que una "instancia foránea", como fue el organismo, fue "tan gravitante" en la crisis poselectoral.
Sin embargo, afirmó que antes de las elecciones hubo una campaña de desprestigio, interna y externa, del TSE. Recordó que el parón del sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP), que consideró "incidente desafortunado", fue el "disparador" del conflicto.
Apuntó al secretario general de la OEA, el uruguayo Luis Almagro. "La responsabilidad del secretario general en este problema es mayúscula", afirmó.
Así, Costas invocó el libro Luis Almagro no pide perdón, de los periodistas uruguayos, Gonzalo Ferreira y Martín Natalevich, el que el jefe de la OEA admite su interés en las elecciones en Bolivia.
Costas hizo referencia a tres opciones que Almagro barajó entonces. "Abríamos una posibilidad que era que Evo ganara legítimamente. Era el costo que tenía eso. Para mí, eso era imposible, imposible. Evo tenía menos votos todavía que los que había tenido cuando el referéndum, o sea que no tenía forma. Después abríamos la posibilidad de que la oposición ganara legítimamente. Y cerrábamos la posibilidad de que Evo se robara la elección", admite Almagro en el libro.
La madrugada del 10 de noviembre, la OEA publicó su informe preliminar sobre la observación de las elecciones generales en Bolivia del 20 de octubre. Según el acuerdo suscrito entre la Cancillería de Bolivia y el organismo, el documento debía expedirse el 13 de noviembre.
El informe señalaba que en los comicios hubo "manipulación dolosa" y una serie de presuntas contradicciones entre las actas y los resultados. Costas no quiso calificar de doloso el informe, pero consideró que fue gravitante.
La publicación de ese documento precipitó la renuncia de Morales, a las 16.50 de ese día. Minutos antes, el Alto Mando de las Fuerzas Armadas había sugerido la dimisión del mandatario.
Investigar el rol de la OEA en la crisis de 2019 sería un verdadero desagravio, dice Costas
Antonio Costas cuestionó "el informe preliminar y sin firmas" de la OEA, que decantó el domingo 10 de noviembre de 2019 en la renuncia del entonces presidente Evo Morales.
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