Eran tan desconocidos que nadie o pocos se acuerdan que figuraban en la tabla periódica. Pero la vida da vueltas y hoy son lo más valioso que hay en el mercado mundial de metales y minerales. Algunos valen hasta 10 veces más que el mismo oro, según el mineral.
Las llamadas tierras raras y los minerales tecnológicos son el boom en la minería actual y Bolivia no estará al margen de esta nueva tendencia mundial, de hecho, ya está en marcha un plan para dar el salto a este escenario.
Bolivia fue, es y será siempre un país minero. La Madre Tierra se encargó y se encargará de que así sea. Por eso ahora, sin dejar de lado la vieja minería, del estaño, la plata y el zinc, entrará de lleno a lo que se conoce como las tierras raras y los minerales tecnológicos. Se abre una nueva era para la minería boliviana.
Pronto, a la par del oro, por ejemplo, se comenzará a hablar del rodio, niobio, tantalio, torio, itrio y uranio. A ellos se sumarán otros productos un poco más conocidos como el titanio, níquel, cobalto, cromo y manganeso.
Otro mineral
Pero qué son las tierras raras. Son productos que se usan para fabricar los motores de los coches eléctricos, las turbinas eólicas y decenas de dispositivos para la tecnología digital que requieren de alguno o varios de los 17 elementos que componen las tierras raras y que se pueden observar en la tabla periódica.
Estos minerales se usan también en la fabricación de los chips que tienen las computadoras y los teléfonos celulares, por eso, son tan apreciados en el mercado.
En términos técnicos, las tierras raras contienen al escandio y el itrio (que no son lantánidos), y después los 15 elementos del grupo de los lantánidos, que son el lantano, cerio, praseodimio, neodimio, prometio, samario, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio y lutecio. Por ahora son dos los elementos que están en un boom: el neodimio y el praseodimio, pero está claro que todos los demás, incluidos otros minerales poco comunes, tienen un amplio mercado y con altos índices de crecimiento.
Las tierras raras no son tan nuevas, igual que los minerales tecnológicos ya llevan tiempo dando de qué hablar. Sin embargo, si de mineral se trata, en los últimos meses su protagonismo está alcanzando niveles insospechados, producto del desarrollo de la tecnología.
Estos minerales son ahora una pieza clave dentro de la transformación económica y digital del mundo postpandemia, que logró una mayor velocidad tras la irrupción del COVID-19, lo que ha duplicado su precio desde 2020 y todo hace ver que este es solo el principio de una tendencia ascendente y constante.
Datos que se manejan en distintos portales especializados, señalan que China acapara alrededor del 70% de la producción de tierras raras. Pero el mercado se muestra inmenso y Bolivia se alista para hacer su ingreso.
"Hace tres meses nosotros hemos enviado muestras muy importantes de yacimientos del precámbrico del cerro Manomó, Santa Rosa del departamento de Santa Cruz, y nos han llegado resultados realmente muy importantes", dijo el ministro de Minería, Ramiro Villavicencio, en contacto con los medios de prensa.
"Ya se hizo una fase de prospección para ratificar algunos datos históricos que teníamos en estos yacimientos, como ejemplo en la concentración natural del mineral en la tierra del torio (Th) es 9,6 y el resultado que nos ha dado es de 2.200 partes por millón (ppm). Realmente un dato muy importante", añadió.
Una vez identificada la oportunidad, el Gobierno promulgó el Decreto 4721, que establece la creación del Viceministerio de Minerales Tecnológicos y Desarrollo Productivo Minero Metalúrgico, que está trabajando mapas que localizan las tierras raras y diferente mineral tecnológicos en el país.
"Hay que considerar que tenemos que ver de pasar de los minerales industriales que conocemos: el estaño, el plomo, el zinc, la plata, que tienen que tener un gran volumen, pero también su costo es bajo; mientras que estos minerales son pequeños volúmenes y el costo es bastante alto".
Según las primeras exploraciones, la gran mayoría de las regiones del país tendría potencial en este tipo de minerales tecnológicos y las llamadas tierras raras.
'El objetivo es cambiar la minería tradicional'
Después de un 2022 positivo, el primer mes de este 2023 las exportaciones de minerales cayeron drásticamente y el futuro es incierto, por eso, es urgente mirar otras opciones.
El ministro de minería, Ramiro Villavicencio, considera que las tierras raras y los minerales tecnológicos son la alternativa, por eso, está decidido a acelerar su explotación.
"Tenemos que cambiar de esa minería tradicional a la minería de tecnologías de última generación", afirmó.
Villavicencio informó que, en San Luis, Potosí, tiene cobalto y cobre. En Independencia, de Cochabamba, hay uranio, titanio, niobio y tierras raras. En San Javier, de Santa Cruz, hay tantalio, niobio, entre otros.
POTENCIAL.
El Cerro Manomó de Santa Cruz también tiene uranio, torio e itrio. En Rincón del Tigre se cuenta con níquel, cobalto y cromo. En el Mutún, además de hierro, existe manganeso. "Y prácticamente todos estos minerales tecnológicos son de amplia demanda, ahora con las tecnologías de última generación", sostuvo.
"Dentro de nuestro Modelo Económico, Social, Productivo, Comunitario tenemos el tema de la industrialización. El objetivo es la sustitución de importaciones, pero también cambiar de la minería tradicional a una minería de última generación", añadió el ministro.
Informó que ya se cumplió una fase de prospección para ratificar algunos datos históricos que se tenía en varios yacimientos. Como ejemplo citó la concentración natural del torio, en Santa Cruz, cuyo resultado es "realmente importante" para el futuro del país. En este momento, el rodio vale más que el mismo oro en el mercado.
Es tiempo de las tierras raras y del mineral tecnológico
Potencial. La minería boliviana alista el salto a una nueva era, sin dejar la antigua.
❮
❯