Nuevo director de la Casa de la Moneda: 'Este cargo me desafía a superar un legado'


El abogado potosino Luis Mauricio Arancibia Fernández es el nuevo director de la Casa Nacional de Moneda (CNM), uno de los repositorios más importantes del país. El también analista regresa al país luego de una larga carrera como diplomático; ahora, en ese cargo..

Arancibia asumió el cargo en noviembre pasado y su gestión busca el posicionamiento de la construcción civil de mayor dimensión de la América Colonial. Habló con LA RAZÓN para detallar sus retos y objetivos.

—¿Qué significa para usted asumir este cargo?
—En primera instancia, lo asumo como un acto de reivindicación. Como potosino orgulloso de haber nacido en esta tierra, haber caminado sus calles, haberla habitado y ser heredero de una tradición histórica tan potente.

Bajo este antecedente, asumir la dirección de la Casa Nacional de Moneda —en lo personal— se convierte en el desafío más importante de mi carrera profesional, puesto que serán los resultados de mi gestión los que me permitan ingresar en la lista de intelectuales, quienes fueron directores de este importantísimo repositorio. Potosinos de la talla intelectual de don Armando Alba, Mario Chacón Torres o Luis Alfonso Fernández (mi abuelo), que con sus gestiones mantuvieron en la cúspide de los museos más importantes del mundo a la CNM.

Dirigir la Casa de Moneda se constituye en el desafío más importante, pero además el más maravilloso que me ha tocado encarar. Por eso, desde el día que asumí el cargo estoy completamente imbuido en los detalles, tanto históricos, técnicos como administrativos, para garantizar una gestión que colme la expectativa del pueblo potosino y boliviano. Pero también la demanda que se genera más allá de nuestras fronteras para que la CNM brille en los peldaños más importantes a nivel de los repositorios en el mundo.

—¿Qué retos y objetivos tiene para su gestión?
—Considero que esta respuesta tiene muchas aristas. Gestionar el óptimo funcionamiento de un repositorio de la envergadura de la Casa Nacional de Moneda implica hacerse cargo de gestionar la imagen histórica, archivística, cultural, artística, etc. de Bolivia, puesto que el acervo existente data de la época del Virreinato del Perú (1583), pasando por la República (1825) y en la actualidad el Estado Plurinacional (2007).

Cada etapa, con sus particularidades, contiene una serie de expresiones artísticas y culturales que dejan ver los distintos contextos temporales. Ahí surge uno de los retos, que es justamente la construcción del relato de la Bolivia Plurinacional que es resultado de las luchas de los pueblos por la persistencia de sus culturas, de sus usos y costumbres, etc.

En ese contexto, los principales objetivos de gestión se enmarcan en los lineamientos definidos por el Consejo de Administración de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia. Éstos están referidos a la recuperación, fortalecimiento, salvaguarda, custodia, conservación, investigación, fortalecimiento y difusión del patrimonio cultural y material de Bolivia. Asimismo, la democratización de las visitas a las distintas salas en las que se exponen las riquezas patrimoniales, con mayor criterio de inclusión y pluralismo.

Es importante hacer mención a que la CNM tiene bajo su custodia más de 12.000 bienes culturales y, respecto a bienes documentales, contamos con más de 15.000. En esa línea, es responsabilidad de esta nueva gestión que toda esta riqueza histórica e informativa sea de acceso masivo para la población.

—¿Considera que será tarea fácil concretar sus objetivos?
—Debo tomar posición respecto a los tiempos en los que asumo esta dirección. Hablo estrictamente del aparato administrativo que no termina de desarraigarse de la burocracia. Estoy convencido de que el primer paso a la corrupción es hacerse burócrata.

Si en los últimos años la población en general ha sentido un aletargamiento en las actividades de la CNM, creo que es porque los procesos administrativos para cumplir con lo que espera la gente de sus centros culturales o repositorios son extremadamente tediosos y pesados. Desde afuera del aparato público es difícil comprender las razones por las que un proyecto se queda como eso, un simple proyecto. Aquí surge el otro gran desafío, tener el suficiente compromiso (templanza) para insistir. Ser "k'onana", darse entero a la gestión para que el andamiaje administrativo sea útil y no se convierta en un mecanismo mutilador de acciones concretas.

—¿Tiene experiencia previa en el área cultural?
—En cuanto a mi experiencia, estoy íntimamente relacionado con el mundo cultural. Me considero un lector empedernido, la lectura me ha acompañado desde que descubrí que una biblioteca me daba más certeza que una cancha de fútbol. Mi niñez tiene los episodios más vívidos al interior de una biblioteca, soy una persona que nació con el privilegio de tener tanto una biblioteca (de mi abuelo) como campos de juegos. Tomé como prioridad la actividad diplomática por la exigencia y la pasión que ésta generó (y genera) en mí.

—Justamente, vuelve a Potosí después de una larga carrera fuera del país como diplomático
—A mis 45 años retorno a la tierra que me vio nacer, pero, sobre todo, me toca ocupar un espacio que más allá de las responsabilidades que conlleva me desafía a superar un legado que desde mi infancia (quizás subconscientemente) me moviliza: dirigir la Casa Nacional de Moneda.

Para finalizar, a pocos días de asumir la dirección de la CNM, debo hacer conocer mi profundo cariño por el pueblo potosino. He vuelto a casa y es un retorno que iba a suceder tarde o temprano. Es mi abrazo ansiado desde hace 20 años.