Cuando pienso Colombia, es inevitable que mi memoria recorra la línea del horizonte desde las miradas y voces de esperanza con que sus habitantes sueñan, inventan y trabajan denodadamente una sociedad/cultura de paz que se les ha hecho esquiva. En este derrotero, e inspirado en las letras del gran Gabo García Márquez, el gobierno de Gustavo Petro y Francia Márquez asume que Colombia se merece una segunda oportunidad sobre la tierra. No es un gobierno más, el Pacto Histórico es el primer gobierno progresista de su historia y tiene la particularidad de estarse construyendo con los basamentos de una coalición social y política. Es coalición social compuesta por movimientos sociales urbanos, pueblos indígenas, comunidades afrodescendientes, movimiento sindical, organizaciones de derechos humanos, movimientos de paz, y un largo etcétera. La coalición política ocurre con la inclusión de las diversas corrientes progresistas y de figuras políticas de las oposiciones, superando odios atávicos heredados por generaciones. Cuando leo en las encuestas que la ciudadanía avala contundentemente los primeros 100 días de la gestión de Petro y Márquez, no puedo sino recordar los ojos ilusionados de millones de colombianas y colombianos por transformaciones que encaminen el país por senderos pacifistas. Hace 4 años, el ex presidente Iván Duque conseguía un 27% de aprobación a sus cien primeros días de gobierno, ahora el Pacto Histórico, según datos del Centro Nacional de Consultoría demuestra un 62% de reconocimiento. Hago esta comparación para destacar que los niveles de esperanza y de confianza están cambiando. Esto es posible medir en cifras de optimismo ciudadano expresado frente a la economía: 47%, empleo 50%, relaciones internacionales 58%, protección del medioambiente 67%, paz 53%, eliminación del hambre 50%, lucha contra la corrupción 51%, salud 56% y educación 66%. En su informe de gestión, el presidente Petro comenzó diciendo que estos primeros 100 días les permitieron armar los pilares del Plan Nacional de Desarrollo "Colombia Potencia Mundial de Vida". Hizo referencia a 50 hitos de realización en distintos campos, destacándose la paz total, la reforma tributaria, la protección de la Amazonía, la reforma agraria, la creación del Ministerio de la Igualdad, el programa preventivo de salud, el programa de mejoramiento de vivienda, las transferencias de 500.000 pesos mensuales a madres cabeza de hogar, la atención inmediata a la crisis climática, la reanudación de diálogos con el ELN y el aumento en 100% del presupuesto de agricultura (de 2 a 4 billones). En su mensaje, Petro resaltó que hoy la política se divide entre quienes contribuyen a potenciar la vida y quienes ayudan a apagarla. Con esta filosofía, que se abre a una visión pluralista armonizada en causas comunes, un logro evidente es la gobernabilidad en un Poder Legislativo donde la mayoría de la Cámara de Representantes es liberal, consiguiéndose la aprobación de iniciativas de importancia estratégica como la reforma tributaria que permitirá el ingreso de 4 mil millones de dólares para su redistribución en políticas sociales, o la reposición del diálogo de paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), suspendido desde 2019. Uno de los ejes esenciales del plan de gobierno es la "paz total", que según el senador Iván Cepeda se basa en la superación de la clásica "doctrina de seguridad nacional" por la "seguridad humana", con un cambio radical en la comprensión de la garantía del orden público, de la defensa nacional, de la atención de la protesta social y de los roles de las fuerzas armadas, superando la fórmula del "D-D-R" (Desmovilización - Desarme – Reinserción) aplicada casi por obligación por sucesivos gobiernos. Siendo la seguridad humana la alternativa a la seguridad nacional militarista, el componente de la equidad social es fundamental. La reforma tributaria con progresividad decide que los sectores más pudientes contribuyan de manera más significativa y proporcional para el bienestar y las políticas sociales. La creación del Ministerio de Igualdad y Equidad, liderado por la vicepresidenta Francia Márquez, promoverá la economía del cuidado relacionada con los derechos de la mujer, los jóvenes y los pueblos históricamente discriminados. La transición energética y la reforma rural integral, son la base de equidad entre el mundo urbano y el mundo rural. El gobierno ha tomado la decisión de comprar tierras fértiles, cultivables y exentas de juicios, para distribuirlas entre las familias campesinas y las comunidades indígenas y afrodescendientes. En relación a la política exterior, con un 71,4% de aprobación ciudadana se han repuesto relaciones comerciales y diplomáticas con Venezuela, con la que se comparten 2.341 kilómetros de frontera, También se ha tomado la iniciativa de impulsar un proyecto regional de defensa de la Amazonía y se va a trabajar para reponer los esquemas de integración continental. Tiene particular importancia la aprobación del Acuerdo de Escazú, compromiso regional sobre el derecho de acceso a la información, así como la participación pública y el acceso a la justicia en asuntos ambientales. En pocas palabras, los primeros cien días de gobierno del Pacto Histórico han sabido mantener latente la esperanza ciudadana por cambios significativos. También han demostrado que no eran ciertas las pesadillas de una tenaz oposición que auguraba la caída estrepitosa de la economía, la fuga de capitales, la expropiación de la propiedad privada y la persecución política. Pocos pueblos como Colombia hacen de la paz con justicia su utopía, camino que parece estarse recorriendo sentando las bases de un Estado pluralista e inclusivo que está reconduciendo las formas de la política contemporánea en un planeta polarizado. Adalid Contreras Baspiñeiro es Sociólogo y Comunicólogo
Los 100 primeros días del gobierno Petro - Márquez
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