Nadia Cruz, quien ocupó la Defensoría del Pueblo desde el 24 enero de 2019 hasta ayer, 27 de septiembre de 2022, contó su experiencia en la institución, sobre todo en 2019 cuando se produjo la crisis social tras la renuncia de Evo Morales a la presidencia. Además, la situación que tuvo que sopesar junto a sus colaboradores durante la pandemia del COVID-19. También agradeció el apoyo de las organizaciones de derechos humanos internacionales, lo que le impulsó a continuar en el cargo tras las presiones para que deje la Defensoría del Pueblo.
—¿Cómo llegó Nadia Cruz a la Defensoría del Pueblo y en qué circunstancias?
—Yo llevo muchísimos años, si no décadas, en la defensa de los derechos humanos. Inicié con los movimientos del juicio contra Gonzalo Sánchez de Lozada en El Alto, después pasé por la Asamblea Permanente de Derechos Humanos (…) también fui parte de la Asociación de Familiares de Detenidos, Desaparecidos y Mártires por la Liberación Nacional, ahí aprendí a litigar en casos muy complejos sobre desaparición forzada, sobre genocidios, torturas. En su momento también fui parte de la propia Defensoría del Pueblo, pero en un nivel técnico, en niveles muy bajos y desde ahí voy construyendo mi propia carrera dentro de la institución (…) Acá era un técnico más, inicié como una consultora en línea; después, en la gestión del señor Rolando Villena, que en paz descanse, fui jefa de quejas; después, en la gestión del doctor Tezanos Pinto, llegué a ser jefa de conflictos y posteriormente delegada adjunta.
—¿Cuáles son los momentos más duros y los de satisfacción?
—Los momentos más duros son dos tipos de crisis: una interna institucional y la otra externa que la hemos sufrido todos los bolivianos y bolivianas. En la interna tenía una institución que estaba bastante desgastada y todavía lo está, los políticos y los líderes de partidos no ayudan mucho a que la institucionalidad de la Defensoría del Pueblo quede exenta de toda la polarización y de sus discusiones. Porque entre ellos hay intereses (…) Ya después viene la crisis de 2019 y soy sincera, más que la crisis como tal, más allá de las amenazas, hostigamientos y demás, fue duro porque era como repetir historias. Yo había escuchado de las dictaduras, había escuchado de las masacres por los testimonios de mis abuelas, mujeres que habían sobrevivido a la dictadura de (Hugo) Banzer, de (Luis) García Meza, entre otras, y verme en ese momento (…) fue realmente shockeante, primero por la historia de mis abuelas y yo no me podía permitir dar un paso al costado, no podía permitirme irme del país, no podía permitirme irme a mi casa, nada, solamente por esa historia de vida.
El segundo fue la pandemia, yo me considero una mujer extremadamente trabajadora y por lo menos estos tres años y poco más le he dedicado mi vida entera a la institución para tratar de responder hacia afuera, para tratar de responder hacia adentro, y en la pandemia yo no comprendía porqué las instituciones del Estado, que son las que tienen que resguardar a la población, las que tienen que garantizar derecho, todas cerraron puertas, pusieron candados y todas se fueron a sus casas. No lo entendía y veía el mismo miedo en mis propias compañeras y compañeros de trabajo, incluso posiciones en contra mía por tratar de continuar con la dinámica de la Defensoría. No miento, algún día relataré esto, había personas dentro de mi propia institución que me juzgaban por continuar con la labor o procurar continuar con la labor de la institución tomando en cuenta el COVID-19 y las pocas medidas de bioseguridad.
—¿Qué recuerdos tiene de esos duros días de 2019?
—Yo recuerdo en 2019 cuando llegó el exsecretario de la Comisión (Interamericana de Derechos Humanos), Paulo Abrão, estábamos en Cochabamba y yo acababa de salir del cabildo en Sacaba para poder consolidar el acuerdo de pacificación (…) y yo recuerdo que Paulo me decía y ¿qué va a hacer defensora? y yo le dije pues, por ahora estamos en esta dinámica de defender, de denunciar lo que está pasando, y me decía, pero usted sabe que la van a sacar, y yo le dije, pues lo único que espero, y esto recuerdo, y él me sonrió, porque le dije yo solo quiero que si yo me voy tenga que ser por una salida constitucional y legal, es decir, que la Asamblea se restituya y elija a su nuevo Defensor o Defensora y él me dijo eso puede pasar y sabe que no le van a agradecer y no le van a decir nada, pero me precisó, tomando en cuenta todo lo que está pasando: aguante defensora (…) así que aguanté y me quedé con eso y dije sí, aguantamos, me puse a pensar y aguantamos y se logró elegir de la forma que yo esperaba y pues nos vamos con la misión cumplida, con la conciencia tranquila.
—En reiteradas oportunidades fue calificada de masista ¿Por qué cree usted?
—Calificada de masista y en gran parte y, con más dureza, en noviembre de 2019, yo nunca fui a reconocer a ningún gobierno, yo nunca fui a Palacio a sentarme con la señora (Jeanine) Áñez (expresidenta transitoria), y yo recuerdo en palabras de (Arturo) Murillo (ex ministro de Gobierno 2020) y usted por qué tiene que denunciar a organismos internacionales, usted por qué tiene que alzar la voz, y usted por qué tiene que informar. A partir de ese momento yo era la masista que quedó del gobierno de Evo (Morales) que no habían logrado bajar o que se habían olvidado, no lo sé. Desde ahí fue una crítica muy fuerte.
—¿Por qué habiendo una fuerza política que había tomado el poder en el país no fue capaz de desmantelar la Defensoría?
—Porque Nadia Cruz nunca estuvo sola en un sentido de un despacho, no, yo tenía, y aquí yo quiero reconocer ese pequeño espacio a mis delegadas, delegados defensoriales (…) que en el momento más duro, más crítico, sabíamos que no estábamos solos, que no teníamos miedo y que no íbamos a dejar que nos perforen.
Yo recuerdo otra anécdota, había voces que me decían por qué no hablas con Murillo y le dices que le vas a dar una delegación departamental y así no nos dice nada, o por qué no hablas con tal persona que está en el gobierno para tener un acercamiento con tal autoridad y así no nos hacen nada. Todo eso nos decían.
—¿Será el trabajo más complicado y eficiente el que ha hecho la defensora del Pueblo en la investigación de las masacres de Sacaba y Senkata?
—Hicimos todo lo que pudimos, en ese momento en crisis (2019), yo he visto mucho miedo en mis compañeras y compañeros y éramos nada, aquí teníamos que seguir y con fuerza y si tenemos que ir a gritar en la Policía, si tenemos que ir a chillar, que soportar que nos maltraten, tenemos que hacerlo y tenemos nuestro chaleco, mi querido chaleco defensorial. No sé si hicimos lo más eficiente, pero era lo único que había en Bolivia, y yo debo decir, tanto el Alto Comisionado, la propia Comisión Interamericana, el Grupo (Interdisciplinario de Expertos Independientes), si uno revisa sus informes, la base es el informe de la Defensoría del Pueblo Crisis de Estado, ese fue nuestro trabajo, el más importante.
Nadia Cruz: 'Nos vamos con la conciencia tranquila y la misión cumplida'
'En 2019 me podían matar o meter presa, pero decidimos seguir adelante'.
❮
❯