Una nueva ley protegerá a pueblos indígenas y comunidades no contactadas en la Amazonía


El gobierno boliviano aprobó la Ley Reglamentaria, estancada hace casi una década, que protegerá a naciones y pueblos indígena originarios en situación de alta vulnerabilidad como los Yuqui o Yaminahuas, al borde del etnocidio, o comunidades amazónicas Toromona no contactadas.

El gabinete del presidente Luis Arce aprobó el decreto supremo 4793 que reglamenta la Ley 450 de Protección a Naciones y Pueblos Indígena Originarios en Situación de Alta Vulnerabilidad, que no entró en vigor pese a que fue promulgada el 4 de diciembre de 2013 por falta un reglamento.

La norma tiene ahora el objetivo principal —de acuerdo con el ministro de Justicia, Iván Lima—de "proteger a las 36 naciones que están en situación de alta vulnerabilidad".

La Constitución Política del Estado determina que las naciones y pueblos indígenas originarios en peligro de extinción, en situación de aislamiento voluntario y no contactado, deben ser protegidos y respetados en sus formas de vida individual y colectiva.

El decreto reglamentario diferencia a los pueblos en aislamiento forzado, ligados a factores externos y ajenos a su voluntad, y en aislamiento voluntario que describe a quienes no desean desarrollar relaciones sociales con otras poblaciones.

También, están los de alta vulnerabilidad, víctimas de desplazamiento forzoso de las tierras ocupadas, de etnocidio o de la fragmentación de sus factores de vida y los pueblos de contacto inicial que establecen relaciones recientes o iniciales con otras poblaciones.

Etnocidio

Los Yuqui son una comunidad al borde del etnocidio. Sus miembros, una gran mayoría, viven afectados por una epidemia de micosis pulmonar que merma a su ya escasa población. Organizaciones estatales y activistas de derechos humanos acusaron a finales de los noventa a la estadounidense Misión Nuevas Tribus de "etnocidio".

El grupo evangelizador se dedicó a promover las costumbres cristianas por más de tres décadas en pueblos indígenas amazónicos, en claro conflicto con prácticas milenarias de los grupos originarios.

Yuqui, Mbia Recuaté

Tos con sangre, dolores en el pecho y vientre, cansancio persistente, falta de apetito, temblores matutinos, fríos del alma.

Esas son las sensaciones que no abandonan al joven indígena de la etnia Yuqui Jhonatan Isategua.

Descendiente de un antiguo cacique contactado por la "civilizada" Misión Nuevas Tribus en 1989, Jhonatan se siente como un "angue" – alma de muerto, en lengua Tupi Guaraní – que carga con la mortal micosis pulmonar.

Con su pueblo tiene en común el apellido Isategua y la enfermedad.

El 85% de la población Yuqui –de unas 140 personas según el Censo de 2012, y de casi 200 de acuerdo con estimaciones del Defensor del Pueblo– padece micosis pulmonar y de desnutrición. Una gran parte de la población adulta masculina, además, tiene una fuerte dependencia al alcohol.

Los Yuqui, ancestralmente nómada y guerrero, son uno de los grupos indígenas de tierras bajas en riesgo de desaparecer, que están asentados en la comunidad Mbia Recuaté.

A Mbia Recuaté – que significa Mbia "gente" y Recuaté, "pueblo" – fueron confinados en la década del sesenta por la Misión Nuevas Tribus, con permiso del Estado, y su jurisdicción está en el municipio de Puerto Villarroel, en la provincia amazónica Carrasco del trópico de Cochabamba, en el centro del país.

Era un niño cuando Jhonatan Isategua desnudo y descalzo avanzó por última vez en su hábitat natural y se dejó ver junto a otros hombres del clan en un claro de la selva.

Él era parte de un séquito de guerreros y esclavos que tenía la misión de contactarse con otra tribu.

"El jefe de ese extraño pueblo era un hombre blanco, obeso y con pelos en la cara, que le entregó al líder Yuqui una camisa blanca como regalo".

En los vídeos de aquel encuentro – que están en el Museo de Etnografía y Folklore de La Paz – se ve al cacique rechazando el regalo del hombre blanco y advirtiendo que para su rango el color rojo es el correcto.

El predicador, miembro de la Misión Nuevas Tribus, comprende la amenaza con ayuda de intérpretes de la misma etnia del cacique, que fueron reducidos por primera vez en 1967, y acata inmediatamente la "sugerencia".

El cacique acepta el cambio de regalo, recibe la prenda de color rojo y palmea la cabeza, los hombros y el pecho del jefe blanco en señal de saludo y amistad.

La misión pentecostal culminó así con "éxito" la reducción del último pueblo nómada libre, 450 años después de la llegada de los europeos a las tierras bajas, y selló el "etnocidio Yuqui".

Aquel encuentro se desarrolló en la selva amazónica, en la frontera departamental de Beni y Santa Cruz, el 25 de septiembre de 1989 y para Jhonatan, hoy de 42 años, infinitamente viejo y enfermo, el evento de ese día aún le perturba.

Aunque, recuerda con orgullo que el cacique rechazó el pan de hoja que le dieron a probar, no olvida que los misioneros los arrancaron a él y su pueblo de su hogar y los trasladaron en una avioneta, a 200 kilómetros de distancia, al lugar donde se encuentra hoy Mbia Recuaté.

Ese viaje por aire es aún un suceso sobrenatural y el pueblo Yuqui tiende a contar historias de fantasía y temor por ese hecho.

Yaminahuas

Arrinconados en el extremo norte de la Amazonía boliviana viven los yaminahuas, pequeña población indígena que, como consecuencia a la agresión de sus territorios, el aislamiento y la lejanía, están expuestos al etnocidio.

El asentamiento está ubicado en el departamento de Pando, provincia Nicolás Suárez, municipio de Bolpebra, custodiado por el imponente río Acre, límite entre Bolivia y Brasil.

Por su baja demografía, menos de dos centenares de personas, se considera un pueblo vulnerable.

Existen otros riesgos que aumentan el grado de extenuación, como las amenazas de despojo de sus territorios y recursos naturales por parte de terratenientes oligarcas; además de la constante exposición a enfermedades.

Como los yuquis y los yaminahuas, en Bolivia existen muchos otros pueblos indígenas en la misma situación, entre ellos Machineri, Tacana, Cavineño, Esse Ejjas, Guaraní, Moxeño, Yuracaré, Mosetenes, Lecos y los Weenhayek.

Toromonas, aislamiento voluntario

El territorio boliviano tiene 1.098.581 km², y de esa extensión el área amazónica –714.000 km²– comprende el 65%.

El Gobierno anunció que, en el extremo norte de la amplia geografía, en la frontera con Brasil y Perú, en la inagotable Amazonía, llevará adelante labores de coordinación con sus pares de esos países para proteger al pueblo indígena Toromona, que se cría extinto, que fue avistado en el Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Madidi.

Ese pueblo indígena, que se sospecha son los Toromona, fue "avistado" durante una labor de campo de personal del Instituto Nacional de Reforma Agraria para la titulación de la Tierra Comunitaria de Origen de la Central Indígena de Comunidades Tacana II del Río Madre de Dios.

Los indígenas de la Tierra Comunitaria de Origen Tacanas II, que está ubicada en el norte paceño, presentaron desde 2016 indicios sobre la presencia de un pueblo no contactado de los Toromona.

Durante trabajos de exploración sísmica, personal de la estatal petrolera también reportaron avistamientos de ese pueblo en estado de aislamiento.

El ministro de Justicia precisó que el pueblo Tacana ha asumido ya una serie de compromisos para que, de existir ese pueblo, preservarán la zona colindante para que el Estado marque un perímetro para protegerlo.

"La nueva norma prevé el trabajo en zonas transfronterizas y también establece que debemos ir a proteger en el estándar más alto de protección de derechos humanos a estos pueblos", precisó el ministro.

El pueblo Toromona fue identificado en la parte norte del Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Madidi, entre los ríos Colorado y Enajehua Heath, en el municipio de Ixiamas de la provincia Iturralde, en el departamento de La Paz.

Los Toromona son un grupo indígena que se asentó desde hace cientos de años en el departamento de Pando, entre los ríos Madre de Dios, Toromona y Arroyo Asunta.

Los "no contactados" en 2008

El Estado boliviano estableció zonas naturales protegidas en el norte amazónico.

Las Áreas Protegidas son unidades territoriales con límites establecidos que se orientan a la conservación de los recursos de la biodiversidad.

La Ley del Medio Ambiente define a las Áreas Protegidas como áreas naturales bajo protección del Estado con el propósito de conservar el patrimonio natural y cultural del país.

El Parque Nacional Madidi, ubicado en el norte de La Paz, es una de ellas.

Con una superficie de 1.8 millones de hectáreas –18.960 km2– son catalogadas como una de las inmensas reservas mundiales de biodiversidad y el bosque más rico de Bolivia.

Además del impacto en la deforestación, contaminación y depredación de la fauna en el Amazonas boliviano, víctimas "poco visibles", como las llamadas tribus de "no contactados", están en serio riesgo.

Se trata de comunidades que viven en una situación de aislamiento "voluntario" en zonas profundas de la selva, que en los últimos años han protagonizado encuentros conflictivos con narcotraficantes y aserraderos móviles ilegales, particularmente en la frontera brasileña.

Una de ellas fue avistada en una remota zona de la selva amazónica del departamento del Beni, tras las graves inundaciones que afectaron al país en 2008.

Se trataba de una pequeña comunidad, de la que ni siquiera aún ahora se sabe su nombre.

En ese tiempo, Miriam Campos, directora de la oficina de Derechos Humanos y Pueblos Indígenas del Ministerio de Justicia, declara a la prensa que "si bien es una tribu indígena desconocida para el mundo occidental, sus integrantes ya conocían de la existencia de nuestra civilización".

El fenómeno climatológico que azotó la región en 2008 dejó el 60% del departamento de Beni, de 213 mil kilómetros cuadrados de selva amazónica, bajo el agua.

Con ríos de la cuenca amazónica desbordados y poblaciones inundadas, la única manera de entregar la ayuda a los miles de damnificados era por aire. Los primeros signos de la existencia de la tribu se descubrieron a través de inspecciones aéreas de la región.

Durante los sobrevuelos ya no se observaba tierra y tampoco a poco se podía distinguir a qué ríos pertenecían las aguas.

Una pequeña comunidad de nativos amazónicos descubiertos estaba encima en los árboles para evitar los peligros de la inundación.

Trascendental

El Ministro de Justicia calificó de "trascendental" la vigencia del decreto supremo 4793 que ordena la creación de una nueva oficina estatal que se denominará Dirección General de Protección a Naciones y Pueblos Indígenas Originarios (DIGEPIO) y que se prevé intervendrá en casos puntuales.

"Inmediatamente se comenzará a atender las quejas o denuncias en relación a los pueblos indígenas que están en situación de alta vulnerabilidad, tendrán como misión que no existan más situaciones como la registrada en la hacienda La Tunita en Santa Cruz, un caso de servidumbre, o que se resuelva definitivamente el reclamo histórico del pueblo Tacana II", explicó la autoridad.

Explicó que la naturaleza de la Dirección es operativizar el mandato de la Ley 450.

"Como Gobierno Nacional vamos a activar todos los mecanismos y toda la institucionalidad del Estado para coordinar y proteger a las naciones y pueblos indígenas en vulnerabilidad", subrayó el titular de Justicia.